Se fue del mismo modo que había llegado. El cadáver del cachalote que había aparecido el lunes en la playa grovense de A Lanzada desapareció ayer arrastrado por las corrientes. El intenso oleaje que lo depositó en la costa lo engulló de nuevo, con lo que esto supone de ahorro para las arcas municipales del Concello de O Grove.

Fue, sin duda, "un golpe de suerte" para la Administración local, que ya estaba "temblando" por el desembolso que suponía tener que deshacerse de los restos. Era preciso emplear una gran grúa para sacar al cachalote de la arena, ya que medía más de diez metros de largo y su peso podía rondar las cuatro toneladas.

"Solo la grúa suponía un gasto cercano a los 4.000 euros, y a esto había que añadir los derivados de la gestión de residuos, por lo que teníamos que hacer frente a un importante desembolso que mermaba de manera preocupante el presupuesto que tenemos para limpieza de playas ahora que se acerca la Semana Santa", explica la concejala Ángeles Domínguez, responsable de Medio Ambiente y de Limpieza en el gobierno socialista de O Grove.

Como se explicaba ayer en FARO, en el seno del ejecutivo existía preocupación por este inesperado desembolso, de ahí que sus integrantes puedan respirar un poco más tranquilos ahora que las corrientes les "hicieron el favor" de "tragarse" los restos del mamífero marino.

Aunque no las tienen todas consigo y habrá que esperar unos días para saber qué sucede en realidad con el cadáver del cachalote, ya que o bien desaparece para siempre en el Atlántico o puede que las corrientes vuelvan a escupirlo en otra parte del litoral. Y lógicamente esta es una carga que ningún Concello desea asumir.