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Vilagarcía marca las notas de la gaita en Suiza

La conexión entre José Manuel Acha y Manuel Sampedro mantiene viva la música tradicional en el país helvético

José Manuel Acha y Manuel Sampedro en el taller de este último en Waldstatt. // Cedida

La música tradicional puede traspasar fronteras y cruzar kilómetros para unir dos vidas y dos formas de entender su evolución. Es el caso de la relación surgida entre Manuel Sampedro, un vecino de Outes que emigró a Suiza cuando era todavía un adolescente, y del profesor de música tradicional José Manuel Acha, que han estrechado lazos de amistad a través de una de sus grandes pasiones: los instrumentos tradicionales.

Pese a la lejanía, Sampedro nunca dejó de lado una de sus pasiones, que era la música tradicional que conoció siendo niño en Outes y continuó experimentando, no solo con la música, sino en la elaboración de instrumentos y sus complementos aunque sin tener una referencia clara de cuales eran sus evoluciones.

Es en ese momento donde aparece la figura del profesor José Manuel Acha. A través de otro joven de la Serra de Outes, que se trasladó a vivir a Caldas, cruzaron sus vidas para crear una sociedad fructífera en el intercambio.

Acha, que recientemente visitó a Sampedro en la localidad suiza de Waldstatt, donde reside, siempre estuvo sorprendido por el compromiso de Sampedro con la música tradicional gallega pese a encontrarse a kilómetros de distancia y en medio de una cultura muy diferente.

Explica que "su relación con la música tradicional surgió a través de los centros gallegos de la zona, pero la decadencia de estos ha provocado que sea él solo el que continúe con la actividad, ensayando en solitario, e incluso, diseñando piezas de forma autodidacta para las gaitas". Esos centros gallegos en Suiza, que en su día fueron un auténtico referente en la preservación de la cultura tradicional gallega, languidecen desde hace años, aunque mantienen cierta actividad en la que se implican descendientes de los gallegos que emigraron en los años 60, 70 y 80 en busca de un futuro mejor.

Acha no dudó en ofrecerle su colaboración y convertirse en una especie de "cobaya" para sus investigaciones, alguna de las cuales "podría patentar perfectamente, ya que son ideas que nos beneficiarían de implantarse en el futuro".

Ese intercambio de experiencias fue prácticamente epistolar en los inicios, pero gracias a las redes sociales se ha ido ampliando con el paso del tiempo hasta convertirse en una estrecha colaboración que ha dado sus frutos en forma de avances en los instrumentos.

Es más, muchos de sus pequeños trabajos "no se están usando aquí pero, por mi experiencia al utilizarlos, funcionarían perfectamente", e incluso, algunas ideas con las que ha experimentado "se convirtieron en piezas comunes en las gaitas mucho después".

De hecho, destaca el vilagarciano que "ha diseñado una gaita, solo por su pasión por investigar en este campo, con unos acabados interiores espectaculares y con un sonido excelente, algo más que sorprendente si se tiene en cuenta que el único contacto que mantiene con Galicia es a través de amistades que todavía conserva y conmigo".

Las estancias en Galicia de Sampedro no han sido muchas, pero en una de ellas se acercó a la comarca de O Salnés, donde pudo vivir de primera mano el ambiente de una romería como la de Santa Marta, en Vilanova de Arousa, en la que la presencia de grupos de gaitas es frecuente, lo que le permitió estrechar lazos con la que se ha convertido en su principal "cobaya" de sus investigaciones autodidactas con los instrumentos tradicionales.

No es la gaita el único instrumento en el que Sampedro ha centrado sus investigaciones durante todos estos años, ya que también ha experimentado con diferentes piezas de la zanfoña, otro de los instrumentos musicales de los que es profesor José Manuel Acha, que detecta una serie de mejoras técnicas en los trabajos de Sampedro que "funcionan y se adaptan al sonido de este instrumento".

En su pequeño taller de la ciudad de Waldstatt tiene varias gaitas elaboradas por si mismo y dos zanfoñas con las que experimentó Acha en un viaje que realizó a Suiza recientemente.

"Sorprende que alguien que se encuentra tan lejos de Galicia valore y tenga en tan alta estima uno de los pilares de nuestra cultura, mientras aquí, muchas veces, se minusvalora y se tienen más en cuenta otro tipo de gaitas que poco tienen que ver con la gallega, incluso desde las propias administraciones", explica Acha. Además, insiste el gaiteiro de Godos, "debe destacarse su implicación porque él tiene su trabajo y su familia, y toda esta pasión autodidacta la realiza en el poco tiempo libre que le queda, algo que es encomiable".

El vilagarciano, originario de Godos, no es precisamente un recién llegado a la formación de nuevos gaiteiros en la comarca de O Salnés. Desde hace una década ejerce como profesor del grupo de gaitas Mar de Arousa de Bamio, a lo que se suma el grupo Santa Plácida de Rubiáns y el Volandeira de Cambados, además de haber pasado, durante breves períodos de tiempo, por la asociación cultural e deportiva Dorna y otros grupos de la comarca de O Salnés. También es integrante del grupo Maquía Gaiteiros de Godos. Dedicado a la enseñanza de la música tradicional lleva desde muy joven, cuando era apenas un adolescente, ya que comenzó a impartir clases de gaita con tan solo 14 años, a principios de los años 80 en Caldas.

Precisamente Acha ha participado en varios eventos internacionales de promoción de la cultura y la música tradicional gallega. Es el caso de la Kiellerwoche, la semana marítima más importante del norte de Alemania, a donde lleva acudiendo desde hace una década con el Grupo de Gaitas Mar de Arousa de Bamio y con Maquía.

Esa presencia en la Kiellerwoche también se gestó a través de un centro gallego muy activo cuyos responsables se empeñaron en trasladar a un evento por el que pasan más de dos millones de personas, que España no es solo sevillanas y toros, sino que existen muchas culturas diferentes. El escaparate en el que ha actuado junto a sus compañeros de Bamio y de Godos es espectacular, ya que durante la semana de la Kiellerwoche se reúnen en Kiel varios millones de personas de Alemania y de los países escandinavos y de Europa del Este para disfrutar de las embarcaciones que se concentran allí y disfrutar de la gastronomía de todas las partes del mundo.

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