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La historia local, recreada con piezas universales

Un juego emblemático incentiva el relato de tres grandes episodios arousanos

Recreación de la incursión vikinga en Vilagarcía. // Iñaki Abella

La historia se puede convertir en un juego apasionante, porque la diversión no siempre renuncia a un componente didáctico. Los 24 metros cuadrados de la exposición de clicks de Playmobil que permanecerá en la primera planta del centro comercial Arousa hasta el 27 de noviembre demuestran que recrear el pasado de una localidad representa una tarea tan entretenida como enriquecedora.

La asociación española de coleccionistas de estas populares piezas y figuras eligió un lugar especial para componer la primera muestra de estas características que se exhibe en Galicia. Vilagarcía y su entorno guardan muchos secretos sobre momentos que condicionaron el devenir de la sociedad.

Un paseo por el tiempo

El refugio de los tesoros que pertenecían a la Iglesia y a la Corona se ubicaba en la capital compostelana, erigida en baluarte de la cristiandad, a mediados del siglo XI, cuando se produjo la ofensiva del rey Ulf. Los vikingos asaltaron diversas poblaciones gallegas a su paso por la ría de Arousa, puerta marítima de Santiago, y el obispo Crecronio trató de aplacar las incursiones de los guerreros escandinavos reforzando las Torres do Oeste ubicadas en Catoira, un monumento que goza de protagonismo en uno de los dioramas elaborados para la ocasión.

Los cañones de la plaza de la Independencia de Vilagarcía homenajean otro acontecimiento de gran transcendencia que marcó el destino de toda la población. Y los clicks de Playmobil se encargan de reproducir aquella situación violenta y espeluznante.

La villa arousana se levantó contra el ejército de Napoleón el 12 de mayo de 1808 y se convirtió, de esta manera, en la primera ciudad de Galicia en alzarse contra las tropas francesas que pretendían ampliar el territorio dominado por su emperador en una época particularmente convulsa y revolucionaria de inmensas transformaciones en cuanto al modo de entender y organizar la vida política.

No podían faltar entre las miniaturas de una maqueta tan familiar otro tipo de conquistas que impulsaron para siempre a la sociedad en todos los ámbitos. Eso mismo ocurrió el 15 de septiembre de 1873, cuando el primer servicio gallego de ferrocarril se ponía en marcha para cubrir el trayecto entre Cornes y Carril. Un trazado de 42 kilómetros que tenía como destino el actual Museo dedicado en este lugar al mundo del tren.

La experiencia permitía afrontar una pequeña aventura a medio camino entre un viaje iniciático y un agradable paseo. El primer maquinista de esta histórica línea, José Ramón Varela, trasladaba a los pasajeros cada mañana, a las 7,20 horas, hasta Santiago, y los recogía de nuevo en la estación de Cornes a las 16 horas para completar el regreso a la villa carrilexa a las 17,40.

No eran necesarios apeaderos ni paradas para que el diligente conductor detuviese la locomotora en el punto exacto que solicitaban los ocupantes de este innovador medio de transporte adquirido en territorio británico.

La historia continúa y las labores marisqueras, así como la actividad en el puerto y el paseo marítimo, se hacen un hueco en la original exposición vilagarciana.

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