Ninguna playa sin su chiringuito en las Rías Baixas

Los establecimientos a pie de playa empiezan a funcionar ante la gran afluencia de personas a los arenales por el buen tiempo

Chiringuito de Silgar, en Sanxenxo, ayer

Chiringuito de Silgar, en Sanxenxo, ayer / Rafa Vázquez

C. Prieto

La mejor metáfora del descanso en las vacaciones estivales son los chiringuitos de playa: Con vistas al mar y con un menú que hace la boca agua, el verano se aprovecha mucho mejor. El buen tiempo de los últimos días ha permitido inaugurar la temporada de playa en Pontevedra y su entorno, por lo que la mayoría de estos quioscos están ya en funcionamiento o a punto de abrir.

Aunque la normativa del Servicio General de Costas fija el inicio de la temporada a partir del 1 de mayo (y el 31 de octubre como fecha límite para cerrar y desmontar), es durante los meses de julio y agosto cuando los chiringuitos viven su época de mayor intensidad y se convierten en uno de los negocios característicos del turismo en las Rías Baixas más beneficiados por la afluencia de visitantes.

La ría de Pontevedra acumula 24 playas que han sido distinguidas con Banderas Azules de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac). En prácticamente todos esos arenales hay, al menos, un chiringuito cuya concesión sale a concurso público, a los que hay que sumar los de explotación privada.

En Poio las concesiones las adjudica directamente Costas, mientras que en Sanxenxo, el destino turístico por excelencia de las Rías Baixas, todas las concesiones de los chiringuitos de todas las playas se renuevan a la vez cada cuatro años. En la actualidad, estas instalaciones se encuentran en su último año de permiso. Tienen que cumplir con la normativa específica de Costas y, entre otras cosas, el horario de cierre no puede sobrepasar de las 22.00 horas.

Mientras que en el municipio vecino de O Grove se ha incluido este año la prohibición de tener música en los chiringuitos y, por tanto, organizar conciertos, en Sanxenxo no existe esta norma, aunque también se apunta desde el Concello que nunca se planteó la realización de conciertos en estos establecimientos. Si bien, en este sentido, Costas ha advertido a algunos municipios que “no puede haber conciertos en los quioscos porque no son una discoteca ni un local de espectáculos que pueda funcionar hasta altas horas de la madrugada, sino que son establecimientos para dar un servicio de bebidas y comidas a los usuarios de las playas”, según aseguró el alcalde de O Grove, José Cacabelos.

Playa de A Cabeceira, en Poio, con su quiosco aún cerrado.   | // RAFA VÁZQUEZ

Local de El Merendero 2, en la playa de Mogor, Marín / Rafa Vázquez

Al igual que en Sanxenxo, los chiringuitos que salen a concurso en Marín lo hacen por cuatro años y se encuentran actualmente en el último año de la concesión. Se trata de los que están en las playas de Portocelo, Mogor, Aguete, Loira y O Santo, pero solo en esta última está instalado. En el caso de Aguete, los anteriores adjudicatarios renunciaron y se volvió a sacar a licitación y en cuanto Loira, Mogor y Portocelo, se empezará en breve con su instalación, bajo la responsabilidad del mismo adjudicatario.

Además, en el municipio hay numerosos chiringuitos privados, como O Rincón de Poty o A Figueira, y locales a pie de playa que están abiertos todo el año, como el Bar Restaurante Portocelo (a través de concesión pública), Javitxus, Los Tres Monos o El Merendero 2.

Chiringuito de Silgar, en 
Sanxenxo, ayer.   | // RAFA VÁZQUEZ

Playa fluvial de A Calzada, en Ponte Caldelas / Gustavo Santos

El área fluvial de A Calzada ya tiene su quiosco

Hace un mes se adjudicó el chiringuito de la playa fluvial de A Calzada, en Ponte Caldelas, renovando la concesión la misma persona que lo explotó el verano pasado. El establecimiento deberá cumplir la normativa específica de Costas para estos locales.

Ninguna playa sin su chiringuito en las Rías Baixas

Playa de A Cabeceira, en Poio, con su quiosco aún cerrado. / Rafa Vázquez

Nanín, en Sanxenxo, única playa cerrada al baño por baja calidad de sus aguas

La Dirección Xeral de Saúde Pública, que se encarga del análisis de la calidad de las aguas, tiene catalogadas en la comarca un total de 53 zonas de baño, si bien los arenales son bastantes más. Y en la inmensa mayoría de ellos, la calidad de las aguas es “excelente”. Así se constata en el informe que cada año elabora la consellería y que certifica el estado de cada arenal en función de los resultados del ejercicio previo e incluso anteriores. De esas 53 zonas de baño (siete de ellas fluviales), 46 logran la máxima nota en la calidad de sus aguas. Son casi nueve de cada diez. Tan solo tres playas afrontan la temporada con una calificación negativa. Así, la de Nanín, en Sanxenxo, colgará un verano más el cartel de prohibición expresa del baño, un aviso que ya se extiende desde hace tiempo pese a que el Concello trata de mejorar sus aguas. También en Sanxenxo, la playa de A Carabuxeira tiene una calidad “insuficiente”. No se prohibe el baño pero se recomienda no hacerlo. Lo mismo ocurre con la del Lérez, en Pontevedra, que suspende por segundo año consecutivo. Otras cuatro alcanzan el nivel de calidad “buena”. Se trata de la de Pozo Negro, en el río Almofrei de Cerdedo-Cotobade, la de Loira en Marín, y las de Padrón y Raxó en Poio.

Ninguna playa sin su chiringuito en las Rías Baixas

Chiringuito de Sinás, en Raxó, todavía cerrado ayer. / Rafa Vázquez

El de Sinás, en Raxó, entre los mejores locales de España

Hasta en dos ocasiones en la última década el chiringuito de la playa de Sinás, en Raxó (Poio), fue elegido como el mejor de España por usuarios del portal web eleconomista.es. Su puntuación en Tripadvisor es de un 4 sobre 5 y las opiniones, inmejorables. Un usuario de Las Palmas asegura en la web que es una “parada obligatoria” y destaca su emplazamiento, “pegadito a la ría”, así como su “buen precio y contenido”, incluso recomienda este local para una “copita nocturna”. Esta misma opinión la comparte un visitante de Gijón, que recomienda el chiringuito porque ofrece “buena comida y mejores vistas”, además de ser un “un sitio muy agradable con unas vistas espectaculares de la ría” en el que los camareros son “muy amables”. Un turista de Valencia corrobora ambas experiencias: “Fuimos guiados por las puntuaciones y el sitio merece la pena. Es muy bonito”.

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