San Antoniño, de cero a cien

El barrio, con más de medio siglo de historia, está ahora en un momento álgido

Los chalés de Altamira en la calle San Antoniño, en uso actualmente.  | // GUSTAVO SANTOS

Los chalés de Altamira en la calle San Antoniño, en uso actualmente. | // GUSTAVO SANTOS

Gala Dacosta

Gala Dacosta

El barrio de San Antoniño comenzó a configurarse a principios de los años 60 del siglo pasado con la promoción de un polígono de viviendas sociales adosadas que fue realmente un proyecto urbanístico, social y arquitectónico modélico en aquel entonces. A comienzos de los años 2000, alentado por el deterioro paulatino del barrio, el gobierno local del momento se propuso suavizar la degradación sufrida por estas calles a lo largo de su medio siglo de historia.

Vinilos de ocasión en la tienda de ropa vintage Culebra.  | // RAFA VÁZQUEZ

Vinilos de ocasión en la tienda de ropa vintage Culebra. | // RAFA VÁZQUEZ / Gala Dacosta

Todavía hoy se siente este espíritu de cierto desgaste en el barrio, pero desde hace al menos una década, San Antoniño se ha convertido en una especie de la Malasaña madrileña para Pontevedra. Esta zona es ahora un punto de encuentro entre la tradición y la multiculturalidad. Sus calles albergan una rica mezcla de residentes, desde vecinos de toda la vida que se saludan por el nombre hasta inmigrantes que aportan una nueva vitalidad y diversidad cultural al área.

Tráfico en San Antoniño en la última semana de obras.  | // RAFA VÁZQUEZ

Tráfico en San Antoniño en la última semana de obras. | // RAFA VÁZQUEZ / Gala Dacosta

Aún se pueden encontrar antiguos comercios que han resistido el paso del tiempo, como los emblemáticos Almacenes Barcelona, junto a nuevos y novedosos negocios, como el estudio de artes Bonobo y un moderno escape room que añade un toque contemporáneo al barrio.

Así, el Café de Cine, Percalandia o Culebra Vintage han contribuido a dinamizar al segmento poblacional más joven de la zona, e incluso atrae a pontevedreses de toda la ciudad. Pero aunque San Antoniño está cerca de la denominada “milla de oro” de Pontevedra, la calle Benito Cortbal, parece que el auge económico de esta área no siempre alcanza al barrio. También puede verse incluso algún Airbnb de diseño en lo que eran antiguos garajes, indicativo de los nuevos usos y las nuevas vidas de la zona.

Es posible que la plaza de Barcelos actúe como una barrera que separa San Antoniño del centro más comercial de la ciudad, impidiendo así un flujo constante de consumidores y visitantes. En cualquier caso, las recientes obras en esa plaza tampoco hicieron bien a la zona, pero recién abierta Barcelos tras los trabajos, seguro que este barrio continúa despuntando como lleva años haciendo ya. A pesar de las limitaciones comerciales, San Antoniño mantiene una energía propia, un reflejo de su comunidad unida y su capacidad de adaptarse.