Un cruceiro asediado por los coches

La pieza de San Mauro está apuntalada tras el nuevo impacto de un vehículo

Situación del cruceiro de la capilla de San Mauro.

Situación del cruceiro de la capilla de San Mauro. / Rafa Vázquez

El cruceiro de la capilla de San Mauro está apuntalado para evitar que se desmorone, desde que un vehículo, uno más, impactase contra él recientemente. Este cruceiro está habitualmente rodeado de coches, cuyos conductores lo utilizan como “rotonda” para aparcar, o como “tope” en sus maniobras de estacionamiento. 

El último impacto sufrido por la escultura ha sido definitivo para volver a desestabilizar todo el conjunto, que tiene la base, fuste, capitel y cruz desplazados. Unos puntales de construcción mantienen en pie el monumento, ahora rodeado por unas vallas que impiden que los vehículos lleguen hasta su base. El daño se produce solo siete meses después de que el cruceiro regresase a su emplazamiento, del que fue retirado hace una década, cuando fue abatido por otro vehículo. 

Esta pieza está datada en el siglo XVIII y fue dibujada por Castelao en su estudio “As cruces de pedra na Galiza”. Se levanta sobre una plataforma rectangular y destaca por su capitel y, sobre todo, por las tallas del anverso, un Cristo, y del reverso, en el que se puede ver una Virgen de las Angustias. Es una pieza incluida desde 1994 en el catálogo de edificios y elementos a conservar por el Concello de Pontevedra.

En el año 2016, los vecinos de Mourente ya se movilizaron para pedir el arreglo del cruceiro. Desde entonces la pieza ya ha sufrido distintos daños provocados principalmente por conductores.  

Pero no es único cruceiro de Pontevedra que ha sufrido este tipo de agresiones. También lo padecieron las escultura de Campañó, en varias ocasiones, o el cruceiro de Casas Novas, en Mourente, otra pieza catalogada, fue dañada por el impacto de un vehículo en abril de 2017, quebrando el fuste.

En 2019, la Concejalía de Patrimonio Histórico de Pontevedra emprendió la restauración del cruceiro de la iglesia de Mourente, para recuperar la rasante originaria, es decir, los tres escalones de su base del mismo. El primero de los tres escalones de la base estaba enterrado por la capa de asfalto del atrio de la iglesia. Además, esta intervención sirvió para desplazar unos 50 centímetros la situación del cruceiro para evitar que volviese a ser derribado por los coches.

En 2012 se emprendían los trabajos para restaurar el situado en Casal do Mendo, Campañó, que cuatros años fue derribado, en esta ocasión, por un temporal.