“Esto es la pista de un pueblo, con niños en la calle, pero a veces parece una autopista”

Residentes de Leborei, en Cerponzóns, están “hartos” de que vehículos no autorizados, a veces de gran tonelaje, circulen por su pista vecinal, provocando daños en casas y muros

Clara Gregorio muestra los daños que provocan los camiones en la entrada de su casa.

Clara Gregorio muestra los daños que provocan los camiones en la entrada de su casa. / Rafa Vázquez

“Los camiones se quedan atascados aquí, pasa muchas veces. El muro de mi casa ya está todo rascado y aquí nadie hace nada, es horrible”, se lamenta Clara Gregorio, una vecina del lugar de Leborei, en la parroquia pontevedresa de Cerponzóns, donde muchos vehículos de grandes dimensiones se han quedado atrapados entre los muros de las fincas colindantes con la pista del pueblo. “Esto lleva pasando muchos años, pero va a peor, porque se ve que unos van enseñando a otros y pasan todos por aquí”, indica su vecino José Manuel.

Esta pista de Leborei comunica las carreteras de Santiago (N-550) y de Vilagarcía (PO-531), pero el itinerario es una mala opción para quienes buscan un atajo, “porque en realidad, al final no avanzan nada; se encuentran aquí con camiones o atascos y tienen que andar de adelante para atrás; al final pierden más tiempo, pero se meten igual”, razona este vecino, quien también subraya que “esto es una pista de pueblo, no una autopista, y por aquí puede haber niños jugando, gente mayor caminando, cuando llega el tiempo de trabajar las fincas se anda de un lado para otro con motocultores..., pero aquí no se respeta nada”, lamenta José Manuel.

Hace tiempo que se ha instalado en el acceso a esta pista una señal que restringe el paso a residentes y servicios, pero la mayoría de los conductores hacen como si no estuviera. “Lo que tenían que poner ahí es a la Policía, que multe a todo el que pase por aquí sin tener porqué; así irían aprendiendo”, apunta Antonio, que vive en la misma pista. Porque –como explica–, “por aquí pasan hasta autobuses, y que un chófer de un autobús, o de un camión, no mire las señales de estrechamiento de calzada ya tiene delito; porque el conductor de un coche pequeño aún se pueda equivocar con eso, pero que no las obedezca un profesional de la carretera...”.

Su vecina Clara Gregorio comenta que “una vez se metió aquí un camión que ya no iba ni para adelante ni para atrás, hubo que meterle unos palos para que pasara rascando pero haciendo el menor daño posible, porque quedó atrancado como en un funil”.

En todo caso, algunos vecinos recuerdan que el problema del estrechamiento de esta carretera comenzó cuando en su día se quiso ampliar “el camino de vacas que era esto antes”.

Retranquear muros

En ese momento se pidió a algunos colindantes que cediesen unos pequeños retales de sus fincas, o que retranqueasen algunos muros para poder ampliar la carretera, pero algunos se negaron a ceder nada. De ahí que ahora el vial tenga algunos tramos por los que a duras penas pasa un turismo.

En los accesos a este vial se han instalado señales que prohiben el paso a los no residentes y también está señalizado el estrechamiento de calzada. Pero está claro que muchos conductores hacen caso omiso de estas señales, por lo que los vehículos más grandes se siguen quedando atrapados.

La asociación de vecinos O Chedeiro de Cerponzóns viene reclamando soluciones a la Administración desde hace años.

Algunos vecinos arrojaron huevos a los “intrusos”

Clara Gregorio es una de las vecinas más afectadas por los daños que provocan camiones y autocaravanas que rascan las paredes de estas viviendas y los muros de las fincas. “Yo me quejé mucha veces, ¿y qué?, nadie hace nada; y si voy a reclamar, los seguros siempre buscan la forma de no hacerse cargo”, razona esta mujer.

“Pero además de los daños también está el tema del mal estado de la pista en general, porque hay algunos agujeros que a alguno se le queda ahí el eje”, añade su vecino. Como pese a la clarísima señalización que limita el acceso a residentes y servicios, muchos conductores siguen utilizando este vial como “atajo” entre la carretera de Vilagarcía y la de Santiago, hace unos dos años algunos vecinos optaron por tirar huevos a los conductores que pasaban por la zona sin permiso. También se instalaron cintas plásticas impidiendo el paso, que los conductores retiraban o rompían. Pero pese a las protestas los vehículos no autorizados siguen circulando por este camino de Leborei y los vecinos aseguran estar hartos. Piden al Concello que ponga remedio.

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