Un mercado para volver a los orígenes

El Campo da Feira de Pontevedra recupera parte de su historia con la instalación cada miércoles de puestos de productos ecológicos y de proximidad del colectivo 4Ponlas

Fernando Filgueira y su hija Mara recogen cebollinos en su finca Horta da Gándara.

Fernando Filgueira y su hija Mara recogen cebollinos en su finca Horta da Gándara. / GUSTAVO SANTOS

A escasos metros de la “milla de oro”, la Praza de Barcelos, todavía conocida por algunas generaciones como el Campo da Feira, recupera cada miércoles desde hace una semana una parte de su historia, con la instalación de puestos de productos ecológicos y de proximidad del colectivo 4Ponlas, con un horario de venta entre las 17 y las 21 horas.

Se trata de productores de la comarca que ponen a la venta, básicamente, verduras, hortalizas y frutas, aunque también se pueden encontrar miel, mermeladas, zumos naturales, artículos de cosmética...

Con los lemas “Das nosas hortas ao teu prato”, “Con máis sabor, con máis saúde” y “O futuro é local”, esta comunidad ha dado el salto al centro de la ciudad, ya que cada sábado abre en la Rúa Serra delante del Mercado, desde las 9 a las 14 horas. Ambos emplazamientos se mantendrán para ofrecer a los consumidores de Pontevedra más oportunidades de acceder a un tipo de materia prima que no es fácil obtener en tiendas y supermercados.

Horta da Gándara: más de 3.000 metros de huerta

Fernando Filgueira y su hija Mara están al frente de uno de estos puestos. Todo lo que venden procede de la Horta da Gándara, una amplia superficie anexa a su vivienda en este barrio pontevedrés, entre el Camiño de Santiago y la Xunqueira de Alba.

“Tenemos el certificado de producto ecológico”, explica él a FARO en una visita a esta huerta, que solamente en terreno propio supera los 3.000 metros cuadrados, a los que habría que sumar algunas fincas que los vecinos tenían sin uso y que les han cedido para la explotación.

En sus plantaciones hay tomates, diferentes tipos de lechugas, espárragos, acelgas, ajos, cebollinos, pimientos, pepinos, cebollas, lombarda, guisantes, patatas, calabazas... “todo lo que se te pase por la cabeza que provenga del campo”, señala Fernando Filgueira.

Fernando Filgueira y su hija Mara recolectan productos para la venta en la Horta da Gándara.

Fernando Filgueira y su hija Mara recolectan productos para la venta en la Horta da Gándara. / GUSTAVO SANTOS

La certificación ecológica garantiza que los productos han sido producidos o elaborados siguiendo las normas de la agricultura ecológica, y que han sido controlados en todo el proceso. Simplificándolo mucho, un producto ecológico no ha recibido nada de químicos ni abonos artificiales, aunque sí se pueden usar en su producción abonos orgánicos y compost.

Además, destaca Filgueira, hay “trucos” naturales que ayudan a evitar la presencia de insectos y plagas, como la plantación cerca de flores como las amapolas, que los atraen, la utilización de mallas como barrera física o el uso del aceite de neem, bueno contra el pulgón.

Este pontevedrés, que antes trabajó en el sector de la hostelería, se dedica desde hace cinco años a la producción ecológica, a la que se ha unido hace dos su hija Mara, de 30 años, tras llegar de Berlín, donde residió buena parte de su vida.

“Es un trabajo al que dedicas mucho tiempo, pero es flexible y te permite la conciliación familiar, porque a las fincas vienes en el momento que tu prefieres”, asegura la joven.

“Es muy interesante estudiar lo que va mal y poder aplicarlo y hacerlo bien aquí, porque todas las decisiones que tomamos tienen impacto”, reconoce esta productora, con formación en el impacto de la alimentación a nivel social y la exportación de productos.

Victoria Juncal, consumidora habitual de productos ecológicos, en el mercado de Barcelos.   | // RAFA VÁZQUEZ

Victoria Juncal, consumidora habitual de productos ecológicos, en el mercado de Barcelos. / RAFA VÁZQUEZ

“Hay que defender al sector primario, que es el que nos saca el hambre”

La producción de alimentos ecológicos cuenta con un público fiel. Es el caso de la pontevedresa Victoria Juncal Blanco, que junto con su hermana visita siempre que puede mercados como el de 4Ponlas.

“Son más caros que los del supermercado, pero hoy por hoy hay muchos fitosanitarios y me da mucho pánico pensar todo lo que podemos comer”, reconoce, para añadir que “la diferencia de sabor es abismal”.

Una de las cuestiones que más valora es que son productos de kilómetro 0 y que “si les encargas algo siempre te lo traen”. “Además, mientras la gente trabaje las tierras no se plantarán eucaliptos”, destaca.

Para esta clienta, es esencial “defender al sector primario, que es lo que nos va a sacar el hambre”. “Somos lo que comemos y muchas enfermedades provienen de los fitosanitarios”, recuerda.

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