Las mariscadoras dan por perdida la campaña de Navidad y temen por el futuro del sector en 2024

Demandan a las administraciones “alguna fórmula” que permita la recuperación de los bancos marisqueros y la vuelta al trabajo

Temen que los mercados se inunden en las próximas semanas y meses de producto foráneo

Visita del conselleiro do Mar, Alfonso Villares, ayer a las obras de remodelación de la Lonxa de Campelo.

Visita del conselleiro do Mar, Alfonso Villares, ayer a las obras de remodelación de la Lonxa de Campelo. / Rafa Vázquez

Las mariscadoras dan prácticamente por perdida la campaña de Navidad, la más importante del año, tras la grandes mortandades del recurso por el calentamiento de las aguas, las temperaturas anómalas en el inicio del otoño y las lluvias de las últimas semanas. “Va muy mal”, reconocía ayer con pesar Mari Carmen Vázquez, patrona mayor de la cofradía de Lourizán y presidenta de la Lonxa de Campelo.

Ésta señala que “todo el mundo se preocupa de la campaña de Navidad, de lo que puede haber en los mercados, y a nosotros nos preocupa la campaña de Navidad, enero, febrero, y todo el año 2024”. En estos momentos el escenario es “lo que está a la vista: cuotas pequeñas, porque se está yendo a poder sobrevivir algo estos días”. En las rías “no hay nada… Se están trabajando prácticamente todas las horas, porque si tenemos cuatro horas de marea la gente está saliendo con el agua al cuello y a veces sin cuota, sin nada, rascando todo lo que pueda”.

El panorama no mejora de cara a 2024. En este sentido, la presidenta de la Lonxa de Campelo señala que “lo poco que podamos tener es pequeño, tarda en crecer, tiene que estar bastantes días y meses en el mar, puede llegar a crecer y puede llegar a morirse, no sabemos”.

Mari Carmen Vázquez no oculta que a día de hoy el horizonte del sector, que implica a 700 familias en la ría de Pontevedra, está comprometido. “El futuro que teníamos, sobre todo en esta ría, era muy grande, porque teníamos una producción tremenda, llevábamos ya desde 2013, que nos entró la bacteria y empezó a morirse, teníamos mucho berberecho, muchísimo de todo, pero llegaron estas lluvias y nos mandaron todo al traste”, resume Mari Carmen Vázquez.

Los problemas de producción con los que contaban otras rías, recuerda, “era que no le desarrollaba, que no crecía” el recurso y se estaba investigando el por qué. “Nosotros realmente eso no lo teníamos, íbamos cogiendo las cuotas, hubo problemas, sí, de que el agua estuvo muy caliente y yo creo que fue eso lo que le afectó a la gran producción que teníamos”.

Explica que las almejas desovan en primavera, al acercarse el verano, estimuladas por el calor. “El agua estuvo con una temperatura alta y ellas estuvieron desovando constantemente. En septiembre y a principios de octubre la gente seguía yendo a la playa y la temperatura del agua superaba los 20 grados”.

Tras el arranque atípico del otoño llegaron las fuertes lluvias, “los mares de fondo, coincidió una marea buenísima con lluvia” y como resultado bajó dramáticamente la salinidad del agua de la ría. “Fuimos a ver como estaban los barcos marisqueros y lo que era la semilla estaba pegada a las escolleras” de la autovía de Marín durante las grandes crecidas, destaca la patrona de la cofradía de Lourizán.

Ésta se felicita porque, aunque el grueso de la recogida de todos los tamaños está perdida, “menos mal que algo resistió, pero ese algo tiene que crecer, como talla comercial para vender no vale”. La previsión es que esté apto para la primavera, de modo que Mari Carmen Vázquez apunta a un horizonte inmediato “bastante malo”.

Recuerda que “durante todo el año tuvimos muy buenos precios”, con un parón por toxina en el mes de mayo y otro en septiembre, “pero no es lo mismo tener un parón por toxina que tener que cerrar o no poder trabajar porque tienes todo muerto”.

El alcalde de Poio, el conselleiro do Mar y la patrona de la cofradía de Lourizán recorren las instalaciones de la Lonxa de Campelo.

El alcalde de Poio, el conselleiro do Mar y la patrona de la cofradía de Lourizán recorren las instalaciones de la Lonxa de Campelo. / Rafa Vázquez

Incide en que “es imposible. Se tuvieron que bajar las cuotas, porque si en estos momentos no tienes ni una ayuda; si vas al cese de actividad, que es un paro que son acumulación de días y al tener toxinas ya te vas quitando esos días hay mucha gente que no tiene ni derecho a eso. Tienes que esperar 18 meses desde el último cese y eso es año y medio, hasta enero mucha gente no va a tener derecho a 4 meses. Y si viene otra toxina te quedas otra vez hasta que pasen otros 18 meses”.

Todo ello supone “una angustia”, destaca, para trabajadores autónomos como los del sector. ¿A qué va a llevar? Se pregunta: “A que mucha gente dejará el marisqueo porque tendrá que vivir” y habrá quienes no puedan ni sufragar los seguros.

Mari Carmen Vázquez aprovechó la visita de ayer del conselleiro do Mar, Alfonso Villares, a la Lonxa de Campelo para demandar al Gobierno del Estado y al Ejecutivo gallego “alguna fórmula” para que el sector reciba ayuda, pueda recuperar los bancos marisqueros y trabajar.

Marisco foráneo

No oculta su temor a que si los bancos de las Rías Baixas no se recuperan en las próximas semanas los mercados se llenen de mariscos foráneos. Recuerda en este punto que “pasó en el Prestige”, cuando las cadenas de alimentación y depuradoras se abastecieron de material de otros países. “Se está hablando de que el berberecho viene de Holanda, la almeja japónica de Francia, Italia y Portugal e incluso ahora la almeja fina de Marruecos. En el mercado puede haber algo, que será muy caro, si es que realmente conservan la etiqueta de gallego, será muy caro porque no lo hay”.

Pidió la implicación de la administración, “que tendría que valorar lo que tenemos aquí, porque pensar que el mercado hay un producto que se dice gallego y no lo es muy triste”.

Se trata de una crisis que afecta a todas las Rías Baixas y que implica a unas 3.000 familias dependientes del marisqueo. Es una situación que “el conselleiro la sabe”, señaló, y avanzó que buscan llevar el tema al Consello de la Xunta “para por lo menos poder tener ese apoyo”. En caso de que se solicitase la declaración de zona catastrófica, añadió, “quien lo tiene que determinar es el Gobierno de España, tendrán que entender lo que está pasado en Galicia”.

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El conselleiro do Mar, Alfonso Villares, comprobó ayer la finalización de las obras en la Lonxa de Campelo, en las que la administración gallega invirtió 645.000 euros y que permitieron acondicionar y ampliar la zona para uso administrativo y redistribuir los espacios en la anterior zona de ventas. El objetivo era satisfacer las demandas de usuarios y trabajadores del edificio, en el que desarrollan su actividad profesionales de tres cofradías del fondo de la ría, las de Lourizán, Raxó y Pontevedra.

A propósito de la petición de ayuda de las mariscadoras y una hipotética declaración de zona catastrófica de la ría de Pontevedra, señaló que se recaban datos de pluviometría y producción, entre otros, “para trasladarlos al Gobierno del Estado”. Considera que esa declaración “cubriría las necesidades de todos los mariscadores, creo que tenemos que trabajar ahí”.

Añadió que “otras ayudas que después se pudiesen arbitrar ya sería más complicado que todos entrasen, por lo que creo que tenemos que recabar esos datos y centrarnos en que todas las personas que vean su forma de vida afectada” puedan beneficiarse de estos apoyos económicos “y la vía de declarar zona catastrófica creo que es el camino”, concluyó.

Alfonso Villares anunció que la Xunta está invirtiendo un total de 1,5 millones en obras de mejora en los puertos de Campelo y Raxó.

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