El Puerto da luz verde a la planta de Opromar para tratar 2.850 toneladas al año de descartes de pesca

Otorga una concesión por veinte años a los productores de Marín para elaborar productos alimenticios con especies sin gran mercado pesquero | Con 3,5 millones de inversión producirá 7.700 kilos de “mince” cada día

Barcos pesqueros amarrados en el Puerto de Marín.

Barcos pesqueros amarrados en el Puerto de Marín. / Gustavo Santos

El consejo de administración de la Autoridad Portuaria aprobó ayer una concesión administrativa por un plazo de veinte años a Opromar (la Organización de Productores de Pesca del Puerto de Marín) con destino a la construcción y explotación de una planta para la producción de músculo picado de especies obtenidas a partir de descartes pesqueros. El ambicioso proyecto impulsado por Opromar apuesta por construir una planta de aprovechamiento para los llamados descartes de la pesca mediante la elaboración de “mince”. La iniciativa surge a raíz de la entrada en vigor de la obligación de desembarque, el aprovechamiento y “búsquedas de vías para valorizar las capturas no deseadas”, es decir, los descartes. Estos ya no pueden ser devueltos al mar y tienen que llegar a puerto por lo que la idea es buscar soluciones para que la actividad pesquera sea más sostenible. Una de ellas fue esta iniciativa de I+D+i a través del proyecto Valdescar o Life-iSeas en colaboración con el Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC que buscaba obtener nuevos productos procesados de valor añadido a partir de la carne de los pescados descartados. Las especies más comunes eran la bacaladilla, el jurel, la caballa pequeña o la faneca.

Estos estudios llevaron a la realización de distintas pruebas de mercado y accesiones de difusión que confirmaron la excelente aceptación del producto resultante del músculo picado (carne) del pescado de cara a su aprovechamiento real, siendo las especies de mayor interés la bacaladilla, la caballa y la faneca y, en menor medida el rubio y el escarapote.

La planta, presupuestada en unos 3,5 millones, estará emplazada en el muelle pesquero este del Puerto de Marín e inicialmente tiene previsto trabajar con cuatro de las especies para las que se genera un mayor volumen de capturas de descartes: caballa, jurel, faneca y bacaladilla, aunque se pueden ampliar a otras en el futuro. Ocupará una superficie de 2.186 metros cuadrados y se diseña con tres máquinas para el procesado de unos 120 pescados por minuto, que serán eviscerados, se les quitarán las espinas y la cabeza y se aprovechará su carne para la elaboración de productos como varitas, “nuggets”, hamburguesas o delicias de mar. La planta está diseñada de tal manera que, por su enclave próximo a la lonja y el proceso se mantiene la calidad del pescado que llegue a la misma.

Al respecto, la Autoridad Portuaria señaló ayer que “la planta se instalará en una parcela de 2.186 metros cuadrados en el entorno de la lonja y otras instalaciones pesqueras permitiendo así la entrada de la materia prima de forma inmediata tras su descarga, evitando tiempos de espera o manipulaciones intermedias que pudieran afectar a la calidad del producto final”.

En total, se prevé que estas instalaciones permitan aprovechar unas 13 toneladas de pescado fresco al día, es decir, unas 2.850 al año que se traducen en 7,7 toneladas de “mince” (así se le denomina al músculo del pescado, su carne, picada) al día. En total, unas 1.686 toneladas de “mince” al año que saldrán del Puerto de Marín.

Las acciones de difusión que buscaron validar la aceptación del producto resultante del aprovechamiento de estos pescados destinados a descarte concluyeron que era una opción de aprovechamiento real para el sector. Esto se confirmó a través de acciones que estuvieron acompañadas de campañas de comunicación para promocionar esta proteína marina de calidad a través del desarrollo del marchamo de distinción “Descartes.cero”. Se realizaron talleres de presentación de los nuevos productos a agentes del sector, se ejecutó un estudio de mercado sobre el impacto de este marchamo y se realizaron pruebas de aprovechamiento de esta materia prima para la impresión 3D de alimentos. El interés despertado fue elevado y la colaboración del sector hotelero fue clave para identificar una nueva vía de comercialización a través del canal Horeca, con el que se ha firmado un acuerdo en 2020 para proveer de esta proteína marina a los 400 restaurantes del Foro Profesional de la Restauración Sostenible.

Precisamente esta semana Opromar llevó a la residencia de mayores Ourense Centro tres elaboraciones en base a mince de tres especies provenientes de su flota de fresco de arrastre de litoral. El encargado de elaborarlas fue el cocinero Miguel Mosteiro de Gastrolab Arousa, que elaboró albóndigas de PMC de jurel a la marinera, pastel de PMC de lirio y lasaña de PMC de caballa y calabacín a la boloñesa. Con estas iniciativas y la buena acogida que reciben, Opromar apuesta por “dar un paso más en el próximo mes de cara al estudio de la industrialización del proceso que lleve a desarrollar platos elaborados en base a su PMC y que pueda ser directamente distribuido a los centros de mayores con comedor”, según explica la organización.

Placas solares en Nodosa para autoconsumo

El consejo de la Autoridad Portuaria aprobó, por otra parte, una autorización para la instalación de una planta solar fotovoltaica de autoconsumo en la cubierta de la nave que el astillero Nodosa dispone en concesión. El organismo que dirige el Puerto de Marín apostilla que “sigue así apostando por el uso de energías renovables, permitiendo reducir significativamente la dependencia energética de otras fuentes más contaminantes. La solicitud de Nodosa, al igual que hicieron antes otros concesionarios, está en consonancia con las líneas medioambientales estratégicas de crecimiento sostenible para el puerto”. El propio Puerto tiene en marcha planes para utilizar energías verdes en sus instalaciones”.

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