Largas colas para las últimas entradas del España-Italia: “Es una vez en la vida”

Se vendieron 1.200 localidades | La alegría de los primeros compradores contrasta con las quejas a la organización

Alegría al conseguir las localidades tras varias horas de espera.

Alegría al conseguir las localidades tras varias horas de espera. / GUSTAVO SANTOS

Antonio Santos

La expectación generada en Pontevedra por las campeonas del mundo de fútbol y el partido que juegan este viernes ante Italia en Pasarón alcanzó ayer un nuevo pico, después de que se produjesen colas kilométricas a la puerta de la sede de la Federación Galega con el fin de adquirir una de las 1.200 entradas puestas a la venta a última hora por el organismo del fútbol autonómico. Se trataba de localidades de vueltan por la delegación italiana y algunos patrocinadores.

Con el inicio del despacho de localidades previsto para las 16.00 horas, fueron decenas las personas previsoras que acudieron a primeras horas de la mañana a las inmediaciones de Pasarón para poder ver en vivo y en directo a la selección. La primera de ellas fue Alicia, de 84 años, que llegó a la calle Luis Otero a las ocho de la mañana para llevarse las dos primeras entradas –límite máximo por persona– de la jornada.

“Me gusta el fútbol. Soy del Barça. Para ver a la selección femenina, es un tren que me pasa a mí a una edad elevada. Con la edad que tengo, seguro que no me da tiempo a ver las jugadorcísimas que tenemos”, explicó la primera compradora del día, exultante conforme se acercaba la hora.

Alegría tras conseguir entradas en los compradores que más espera hicieron. |   // GUSTAVO SANTOS

Las colas superaban los centenares de personas. / GUSTAVO SANTOS

Un sentimiento compartido por algunos de los que le sucedían en la cola, que van a atesorar este España-Italia como un recuerdo imborrable. “Es una vez en la vida. La ilusión que se le va a dar, en mi caso, a mi hija pequeña, lo vale todo”, reconocía uno de los primeros interesados en las entradas.

Miles de personas

La cola por las entradas, que durante la mañana rozaba el centenar de personas, se convirtió con el paso de las horas en un goteo incesante de gente que rodeó toda la acera de la calle Luis Otero, doblando por la calle Juan Bautista Andrade, donde más de 700 personas esperaban hacerse con sus correspondientes dos localidades.

Con el objetivo de mantener un cierto orden, la Federación Galega repartió números a los primeros situados en la fila, pero la demanda de entradas superó claramente a la oferta pocas horas antes del partido de la selección española.

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Después de ocho horas de espera, una de las primeras agraciadas con las entradas, Nazaré, no podía ocultar su alegría por poder ver en vivo y en directo a las campeonas del mundo. “Mereció mucho la penala espera. Al final podemos verlas y nos hace mucha ilusión”, reconocía, celebrando con su familia el poder haber adquirido las localidades. Una satisfacción que no se reproducía en la mitad de la cola, donde varias personas se quejaron de la falta de civismo por algunos individuos que se colaron en la fila, prolongando todavía más las ya largas esperas de cientos de personas.

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