Más expectación mediática que social

Alrededor de un centenar de periodistas y una treintena de ciudadanos se congregaron en el puerto deportivo

Periodistas en el espigón del puerto deportivo.   | // RAFA VÁZQUEZ

Periodistas en el espigón del puerto deportivo. | // RAFA VÁZQUEZ / C. Prieto

C. Prieto

La llegada del rey emérito a Sanxenxo está dejando una imagen muy diferente a la del año pasado, en su primera visita a España desde su exilio en Abu Dabi. Si en 2022 eran un par de cientos las personas que se acercaron al Club Náutico para ver y mostrar su apoyo al monarca en su regreso a terreno patrio, esta vez fueron apenas una treintena las que se congregaron en el espigón del puerto deportivo.

El perfil bajo que ha querido mantener Juan Carlos I en esta ocasión, unido a que este año su presencia ya no es tan novedosa, serían los factores determinantes para que casi pasase desapercibido en un Sanxenxo en el que la expectación mediática supera, y por mucho, a la social, y eso que también ha disminuido considerablemente.

Mientras alrededor de un centenar de periodistas –especialmente de prensa rosa– se agolpaban para conseguir la mejor imagen del monarca volviendo a subirse al Bribón, los admiradores eran poco más de una decena a la que se fueron uniendo curiosos que se encontraron con la estampa mientras paseaban por el espigón.

Vecinos y turistas siguieron los movimientos del rey emérito desde media mañana. Adolfo llegó ex profeso desde Pontevedra para “ver y apoyar al rey”. “Estamos muy orgullosos de que venga. No se tenia que haber ido”, decía este hombre, que lamentaba que “hay más medios de comunicación que público”.

Desde las 9.00 horas estaba haciendo guardia Ana con su marido y su suegro, llegados desde O Grove. “Siempre que viene, aprovecho y lo veo”, comentaba, recordando que el año pasado vinieron también. “Nos hace mucha ilusión ver al rey”.

Algunos curiosos esperando al rey emérito.   | // RAFA VÁZQUEZ

Algunos curiosos esperando al rey emérito. | // RAFA VÁZQUEZ / C. Prieto

También de fuera de Galicia se acercaron algunos turistas, como una joven pareja de Santander, que el miércoles ya había estado a las puertas de la casa de Pedro Campos, en Nanín, aunque ella reconoció que no era partidaria de la visita del monarca. También un matrimonio de San Sebastián, de vacaciones en Sanxenxo y que ampliaron su estancia un día más para verlo. “Está genial”, decía ella cuando el monarca bajaba las escaleras hacia el pantalán.

Bajando mucho la media de edad, un joven emitió en directo a través de alguna red social la llegada de Juan Carlos al puerto deportivo y su subida a bordo del Bribón. Entre comentarios erráticos (como que calculaba que tendría unos 70 años como mucho), este muchacho lamentaba en voz alta que faltasen banderas de España para apoyar al emérito, repitiendo la frase “qué emoción” como coletilla.

Fue también el primero en responder a los vítores que profesaron hacia el rey y España los admiradores del monarca, que celebraron el saludo que les ofreció como respuesta.

En cuanto partió el Bribón, en el espigón solo permaneció la prensa. Durante las casi tres horas que estuvo en el mar, algunas personas que salían a pasear se sorprendían por el despliegue mediático, confirmando que en Sanxenxo la expectación ciudadana por el regreso del monarca es, de momento, mínima.

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