El corazón de Cantodarea late de nuevo

Con varias casas históricas en mal estado reformadas para su uso turístico, el empresario Julio “Chicho” Montoto pretende revitalizar una zona afectada por el abandono

Julio “Chicho” Montoto, promotor de la iniciativa.   | // A.S.

Julio “Chicho” Montoto, promotor de la iniciativa. | // A.S. / Antonio Santos

Antonio Santos

En Cantodarea se respira de otra forma desde que Julio Montoto, “Chicho”, emprendió su particular cruzada para evitar que algunas de las calles del barrio cayeran en el abandono y en el olvido.

Las mismas calles en las que él jugaba de pequeño con sus amigos recuperan ahora poco a poco su esencia, gracias al impulso que ha dado a la zona del Outeiro su proyecto de restauración de varias casas, transformando varias viviendas prácticamente abandonadas en alojamientos turísticos modernos a partir de materiales originales y reciclados, respetando siempre la estructura del inmueble.

“Vimos casas de gente que está fuera de aquí o con pocas aspiraciones a renovarlas y fuimos poco a poco preguntando, pero tomándonoslo como un hobby. Vamos a intentar recuperar el barrio y en poquito tiempo se ve que hay buenas intenciones”, explica Montoto, desde A Cuadra, la primera casa que restauró en Cantodarea y que ahora sirve de local social para las asociaciones del barrio y los colectivos que quieran utilizarlo.

Varias compañeros de la Asociación Vecinal A Fonte delante de una de las casas restauradas.   | // A.S.

Varias compañeros de la Asociación Vecinal A Fonte delante de una de las casas restauradas. | // A.S. / Antonio Santos

“La comisión de fiestas no tenía ningún tipo de oficina ni lugar donde reunirnos. Y surge que durante unos años nos tocó una pedrea en la lotería además de un reintegro. Al no tener un banco cerca donde poder cobrar, teníamos que tener un local propio para repartir el dinero. Imagínate cuando nos tocó, cobrando 4.000/5.000 personas un reintegro o una pedrea de 20 euros”, destaca el restaurador.

Por otro lado, Montoto, con la colaboración de algunos vecinos y vecinas del Outeiro, ha fabricado artesanalmente varias placas de madera para que las casas tradicionales del barrio puedan lucir en su fachada el nombre -mote- con el que históricamente se conocía a la familia que las habitaba. De ese modo, perviven en la memoria residencias –e historias de vida– como A de Calón, Pepita Carnera, A da Toía o A Renxa, como un homenaje a la época dorada del barrio marinero por excelencia de Marín.

Placas artesanales para los vecinos y vecinas del barrio.   | // A.S.

Placas artesanales para los vecinos y vecinas del barrio. | // A.S. / Antonio Santos

Tanto este empresario como las asociaciones vecinales apuntan a un despertar de la conciencia colectiva en Cantodarea, con varias familias de la zona uniéndose a la causa iniciada con la restauración de A Cuadra, optando por renovar sus tejados y rehabilitar las viviendas que tienen en el barrio para pasar unas semanas en verano.

Una decisión en la que “Chicho” también quiere aportar su granito de arena. “Con la gente que por razones económicas no puede, yo les facilito la labor de quitarles la parte fea o la plaqueta para recuperarlo como piedra. Lo hago desinteresadamente, con mi gente. El siguiente paso ya lo tienen que tomar ellos, pero si llegamos a que el vecindario tenga un 50% de piedra (o un poco más) y un 50% de plaqueta estaré satisfecho. La plaqueta también forma parte de la historia del barrio”, afirma.

La emotividad del proyecto supone también un chute de ánimo en el barrio que ha supuesto la restauración de las casas lo percibe también Tesi Landín, presidenta de la Asociación de Veciños A Fonte.

“Lo que está haciendo este hombre es un proyecto personal e íntimo que recuerda a su niñez y a la gente que no está, pero también es una revolución social. Nos recuperó la alegría del barrio y el sentimiento de pertenecer a donde pertenecemos, que estaba perdido. Con tanta tristeza, tanto abandono, sin luz, sucio. Esto es historia del barrio”, explica la dirigente del colectivo vecinal.

Más allá de “un sueño”, como él mismo lo define, para Montoto, la rehabilitación de las viviendas es también una vía para darle vida al barrio, un vehículo de unión entre vecinos que, de no ser por casas como A Cuadra, la piedra angular de su proyecto, ni se hablarían.

“Yo no nací aquí, pero me vine con seis años y fue mi barrio desde siempre. Me gustaría que no fuese el barrio de los últimos años, que estaba triste y abandonado. Me gustaría que estuviésemos un poco más unidos, pero con el tiempo vamos a llegar a conseguirlo”, recuerda.

A Fonte continúa su lucha por mejorar el barrio

Las reivindicaciones en Cantodarea surgen casi siempre de la Asociación de Veciños A Fonte, un colectivo que aglutina las demandas de muchos ciudadanos que viven tanto en Cantodarea como Estribela y las trasladan mediante sus redes sociales y contactos al ámbito público. Una de las últimas cuestiones que han salido a la palestra ha sido la demolición del Mercado de Cantodarea, un inmueble sin terminar que califican actualmente de “estercolero” y que lleva prácticamente 50 años sin ninguna solución, pese al compromiso de varias formaciones políticas de actuar allí. Otro de los problemas que afectan a la zona desde hace meses es la aparición de malos olores en el barrio, con un origen, según los vecinos, en el cuarto de bombeo del colector situado en la Avenida de Ourense. Una situación en la que A Fonte se ha posicionado de manera tajante desde el principio, recalcando en varias ocasiones que “Cantodarea no es ni quiere ser cloaca” e instando al Concello a “buscar soluciones y no crear campañas de márketing”.

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