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La Diputación entrega al Estado las pinturas que robaron los nazis para ser devueltas a Polonia

El pleno provincial aprobará mañana el acuerdo | Se trasladarán al Ministerio de Cultura y Deporte, que deberá comunicar el acuerdo al Gobierno polaco para hacer la entrega y finalmente traladar las piezas a su territorio

El díptico de la Mater Dolorosa y el Ecce Homo en una exposición del Museo de Pontevedra. Gustavo Santos

La Diputación de Pontevedra entregará al Gobierno central los cuadros Mater Dolorosa y el Ecce Homo, expoliados por el ejército nazi en Polonia durante la II Guerra Mundial. Las obras llegaron al Museo de Pontevedra a través de la Colección Fernández López, adquirida por la Diputación, la Xunta y el Concello en 1994.

Para hacer efectiva la entrega de las piezas saqueadas, el pleno de la Diputación Provincial aprobará mañana el acuerdo de restitución de la obra. El trámite será el punto final de las gestiones provinciales y hará efectiva la voluntad que desde el primer momento manifestó la institución museística de devolver la obra a sus legítimos propietarios.

El díptico formaban parte de la Colección Czartoryski, un depósito con obras únicas, que tiene a su cabeza La dama del armiño de Leonardo, pero también cuadros de Rafael o Rembrandt.

Estas obras localizadas en el Museo de Pontevedra son dos pinturas de la escuela del pintor Dieric Bouts (Haarlem, 1410/1420 - Lovaina, 1475) fechadas entre 1420 y 1475. Se trata de un díptico del que se considera uno de los principales representantes de la Escuela de Lovaina y que llegó a los fondos del Museo a través de uno de sus grandes benefactores, José Fernández López.

El trámite que se hará este viernes en el pleno será meramente burocrático, puesto que el expediente ya fue tratado y aprobado por unanimidad de los grupos de la Corporación provincial en las Comisiones Informativas de la Diputación celebradas esta semana.

Una vez certificada la resolución plenaria, el Museo Provincial pondrá ambas piezas a disposición del Ministerio de Cultura y Deporte español, y este deberá comunicar el acuerdo al Estado polaco para hacer la entrega y finalmente traladar las piezas a su territorio.

Reclamación familiar

Según explica el vicepresidente provincial César Mosquera, la devolución se demoró más de lo previsto ante la reclamación de la obra no solo por parte del Gobierno polaco, sino también por la familia que se considera propietaria legítima.

Tras investigar dichas reclamaciones, finalmente todos los informes jurídicos de diferentes administraciones, así como de consultoras privadas solicitados por el Museo Provincial confluyeron en que el procedimiento correcto era restituir los cuadros al Estado polaco para que este, posteriormente, delimite la propiedad de los bienes rigiéndose por su legislación interna.

El vicepresidente recordó que la noticia de la identificación del díptico como bien expoliado surgió durante el confinamiento por la pandemia, cuando Mariusz Winiewski, del departamento de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional de Polonia, contactó con el Museo de Pontevedra para exponer la situación. Según la documentación que aportaba, las dos piezas pertenecían a la Colección Czartoryski en Gołuchów que había sido robada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

Ambas pinturas, tras salir de Varsovia en 1944, reaparecieron en el comercio de arte de Madrid en 1973. Después, ingresaron en el Museo como depósito del coleccionista José Fernández López y, desde 1994, son propiedad tras la compra de su colección (313 pinturas de autores y cronología diversas) gracias a la colaboración de la Diputación de Pontevedra, la Xunta de Galicia y el Concello de Pontevedra.

Se desconoce dónde y en qué momento fueron adquiridas por Fernández López, pero todo parece indicar que pudo haberlo hecho en uno de los establecimientos de la familia Maragall, la Sala Parés de Barcelona o la Galería El Cisne de Madrid, de las que era cliente habitual.

El díptico estuvo atribuido inicialmente al pintor holandés Dieric Bouts (Ca. 1420- 1475), principal representante de la Escuela de Lovaina, pero finalmente se aclaró que fue pintado por alguien de su escuela. Constituye un buen ejemplo de una tipología de la que se conservan numerosos ejemplares en museos y colecciones particulares, realizados tanto por el artista como por las personas de su taller e imitadores.

Su valoración económica ronda los 23.000 euros cada una, al hacer una estimación sobre el precio pagado por toda la colección Fernández López (600 millones de pesetas). En cualquier caso, y a pesar del derecho a obtener indemnización, la intención de la Diputación es realizar la cesión sin coste.

Elogios del Departamento de Estado de EE UU

EE UU ha aplaudido la decisión del Museo de Pontevedra de devolver a Polonia los dos cuadros expoliados por los nazis. El Departamento de Estado de Estados Unidos, en su memoria del año 2021, recoge un informe sobre Derechos Humanos que incluye esta decisión de la institución museística pontevedresa, al hacer referencia al robo masivo de arte durante el control nazi de Europa en los años de la Segunda Guerra Mundial a mediados del siglo XX. En este informe oficial se recoge literalmente que “el museo entregó voluntariamente las obras, aunque no estaba obligado a hacerlo según la ley, que dice que los compradores conservan los derechos sobre las obras adquiridas sin conocimiento real del robo”.

El vicepresidente de la Diputación, César Mosquera, explicó recientemente que la devolución de los cuadros ha estado parada durante un tiempo “porque no estaba nada claro” que, a pesar de la “buena disposición” de la institución provincial, “viniese un pleito o una reclamación por la devolución”. De modo que en los últimos meses han estado recopilando informes para tener “garantía jurídica” de que la entrega de los cuadros que forman el díptico de la Mater Dolorosa y el Ecce Homo se realizará a quién corresponde conforme la ley.La Diputación quería tener garantías ante una posible reclamación de las piezas no solo por parte del Gobierno polaco, sino también por la familia que se considera legítima propietaria.

En este sentido, Mosquera ha apuntado que los tratados internacionales establecen que es preciso entregar las piezas al Estado del que fueron expoliadas y después, ya dentro de Polonia, las partes interesadas deben discutir internamente a quién le corresponden.Se solicitaron informes tanto a los departamentos provinciales de Secretaría, a la Asesoría Jurídica, al Ministerio de Cultura y Deporte, y a entidades externas como el despacho de Garrigues Walker. “Queríamos cubrirnos las espaldas y ahora sabemos que estamos cubiertos”, reafirmó Mosquera.

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