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Juan Antonio Lago Novás. Ingeniero, relojero de A Peregrina

“Lo que han hecho con el reloj de A Peregrina es una barbaridad tecnológica”

“Ahora atrasa porque hay que alinearlo, pero para eso hay que meterse debajo y yo no puedo hacerlo, necesito otra persona”

Juan Antonio Lago Novás en el reloj de A Peregrina. // FDV

“Aprendí de relojes con mi abuelo, Juan Novás, que era patrono del Museo y yo lo acompañaba a darle cuerda a la colección de relojes” de la institución, explica Juan Antonio Lago Novás a propósito de cómo se familiarizó con carillones como el de A Peregrina, que ha puesto a punto en distintas ocasiones. Y que vuelve a fallar.

–¿Cuándo empezó a arreglar el reloj del santuario?

Concretamente este reloj se empezó a arreglar el día del Corpus de 2017, el 15 de junio.

–¿Cómo es que llegó a encargarse de este cometido?

–Desde que murió mi mujer estaba viniendo a Pontevedra para estar en casa de un hermano y porque te encuentras a un amigo y ya no llegas a cenar (sonríe). Estaba en un hotel y decidí alquilar un apartamento, me venía los fines de semana y comprobé que el reloj de la Peregrina y el del Hospital estaban parados los dos en las 5 y veinte.... Y pensé entonces en el de la Peregrina y en por qué estaría parado, en si sería por la cuerda rota, porque es antiguo… Estuve consiguiendo información y vi que se le podía acoplar un reloj mecánico, porque en la Escuela de Automovilismo del Ejército había un reloj como éste y cuando yo tenía 15 años estuve castigado en la torre del reloj, era uno eléctrico, vi como funcionaba y ahí aprendí a toquetearlos. El reloj eléctrico era más sencillo que reponer toda la maquinaria, así que pensé que en el peor de los casos lo compraba yo y se lo ponía. Una vez que maduré la idea en la procesión del Corpus Javier Puig me preguntó si me comprometía a arreglar el reloj y le dije que sí, y que yo no cobro nada por ello porque como pontevedrés me fastidia que el reloj de la Peregrina esté parado, porque lo ve todo el mundo. Parece una Pontevedra parada.

–También apunta a que hubo problemas para acceder al carillón

–Al día siguiente o al segundo día después de La Peregrina miramos como subir al reloj y había un conflicto: que las llaves del reloj, que es un edificio que está dentro de la iglesia de La Peregrina pero que tiene su propia llave, resulta que las tenía un tercer señor. Es decir: en tu casa tienes un armario cerrado y la llave la tiene un vecino que vive en otro edificio ¿cómo se explica? Pues por lo visto era el Ayuntamiento el que tenía la llave, de esas cosas que se hacen aquí en Pontevedra y que no hacen en ningún otro sitio, ni en Alaska que están solos. Pues resulta que los Amigos de Pontevedra decidieron que el reloj lo conservase el Ayuntamiento porque ellos dieron o promovieron algo, total que no se entiende. El enigma era la llave, fue un lío hasta que me dijeron quién era el señor encargado del reloj, que vi que no estaba capacitado para manejar el reloj.

–¿Por qué falla el reloj?

–Cuando ya conseguimos la llave al día siguiente empecé a verlo y a estudiar como funcionaba. Tengo en casa unos esquemas porque es un mecanismo que tienes que dibujar la trayectoria desde el movimiento del péndulo a la caída de las pesas, ahí radica todo el funcionamiento. Y al final hay dos ejes, uno exterior por el que va la aguja pequeña y uno interior en el que viaja la aguja grande, la de los minutos, y eso está dando vueltas. La aguja grande da una vuelta caa hora y la pequeña da una cada 12 horas. Esto apoyado en una esfera, que es la que tiene los números, que se va gastando. De modo que lo que en principio era un círculo se convirtió en un óvalo y entonces por efecto de la gravedad, la aguja, con un árbol que tiene que será fácil de 800 o 900 milímetros, más el peso de las dos agujas, más los contrapesos, fueron haciéndolo descender como 3 o 4 grados. Claro, al perder la octogonalidad ese mecanismo pues funciona mal, se agarrota y ese era el problema del reloj.

–¿Consiguió arreglarlo?

–Lo primero que había que hacerle es ponerle un engranaje exterior, un soporte, para que no apoyara en la esfera. Eso debería haberlo hecho el constructor y no lo hizo, porque las cosas eran así y quien lo montó ni se sabe los conocimientos que tenía. Normalmente eso estaba en manos de una persona hábil. Y una vez que se hizo eso el reloj ya funcionaba, pero se agarraba, se paraba. Al reloj le cambiaron la sonería y la pusieron electrónica, que es lo que da los cánticos y las horas. Y el otro quedó simplemente como un reloj mecánico para marcar las horas. Quedaba con los mandos de los alambres que tiraban de la sonería y de los badajos de las campanas. Se quitó todo eso, hubo que retirar las palancas y, claro, la práctica era destructiva: quitar algo para que no le impidiese funcionar, porque ese funcionamiento era superfluo, pero rozaba. Se quitaron todos los mecanismos, se ajustó lo mejor que se pudo y ahí está funcionando.

–¿Y por qué se para ahora?

–Porque entraron a limpiar y tocaron unos mecanismos muy de fortuna que se fueron poniendo en función de las circunstancias, porque ese reloj cualquier persona que entienda un poco de mecanismos sabe que es una barbaridad tecnológica lo que han hecho con el reloj de La Peregrina, hicieron un caballete y el movimiento tiene 16 juntas homocinéticas pudiendo tener solo dos, como tienen los coches en los árboles de transmisión. Y eso crea muchas dificultades, tiene que estar muy bien equilibrado, muy bien compensado, y cada vez que entra alguien allí y toca en algún sitio se desbarata y se para.

–Comentaba que le duele verlo así

–Claro, pero es que yo tengo 88 años y hay 99 escalones, que es algo que me condiciona para subir todos los días. Ahora el reloj atrasa porque hay que alinearlo, pero para ello hay que meterse debajo y yo no puedo hacerlo, necesito una persona que se meta ahí y haga lo que le digo. Normalmente me ayudaban niños, hijos de amigo a los que les iba diciendo donde apretar o qué hacer. También me duele ver el del Hospital, que sigue parado ahí, pero fui a Sanidad y dijeron que tenía que hacer una instancia para hablar con no sé quién. Lo que pasa es que no les importa, y es una pena porque los relojes los miras, como el del Ayuntamiento, tiene que haber una persona que se dedique a revisar los relojes de la ciudad, son parte tambien del patrimonio, y además uno muy visible.

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