“Donar sangre es un acto de solidaridad. Súmate al esfuerzo y salva vidas” ha sido el lema este año del Día Mundial del Donante de Sangre, que la Axencia de Doazón de Órganos e Sangue (ADOS) celebró ayer y al que se unieron decenas de pontevedreses que se acercaron hasta la unidad móvil instalada durante toda la jornada en la Praza de España.
Se trata de un gesto altruista en el que se puede invertir alrededor de media hora pero que puede salvar vidas. Una entrevista médica previa en el propio autobús da inicio al proceso. En esta conversación se aborda la medicación del paciente, sus patologías, pruebas médicas pendientes y su nivel de Hierro, entre otras cuestiones.
Después llega el momento de la propia donación, de como máximo 460 mililitros de sangre, y siempre en función de la persona. En la extracción, que realizan el personal de enfermería, se invierte como mucho un cuarto de hora. Tras ella, la persona debe guardar unos diez minutos de reposo, a los que sigue el tiempo de recuperación con una bebida isotónica y un bocadillo. El sentimiento final de haber contribuido a la salud pública pone el broche final al proceso.
7.177 en la comarca en un año
Solamente el año pasado se produjeron en la comarca de Pontevedra 7.177 donaciones de sangre, que ADOS espera que se superen en 2022.
Obviamente, fue el municipio capitalino el que aportó la mayoría de las donaciones, 4.205, con una tasa de donación de 51 por cada 1.000 habitantes, muy por encima de la media gallega, que se situó en 39. Tras la cifra absoluta de la Boa Vila, destacan en la comarca las de Marín, con 904 donaciones ese año; Sanxenxo, con 628; Caldas de Reis, con 503; Vilaboa, con 268; Cuntis, con 163, y Ponte Caldelas, con 140.
Los motivos que llevan a la donación de sangre coinciden entre los que ayer se acercaron al autobús de ADOS en la Praza de España. Martín Segovia asegura que lleva haciéndolo más de una década y que “no supone nada; no te enteras”. “Mañana puedes ser tú el que lo necesite”.
También Jessica González: “Soy una persona sana y me parece una pena que no se aproveche mi sangre para ayudar a otras personas. Hay que tener empatía, porque nunca se sabe cuándo los vas a necesitar tú”.
Por su parte, Juan José Lago, con cerca de dos décadas como donante de sangre, lo tiene claro: “Todo son ventajas. Te haces una analítica cada cuatro o cinco meses, eres solidario y no es ni molesto ni doloroso”. En su caso, además, una vez al año hace donación de aféresis en hospital, con separación de los componentes sanguíneos: plaquetas, hematíes y plasma.
Los grupos sanguíneos más abundantes, y por tanto los más demandados, son el A+ y 0+. Por su parte, el 0- es el donante universal.
