El estado del histórico abeto blanco que preside la entrada al Pazo de Quintáns de Noalla, en Sanxenxo, preocupa desde hace meses. Este inmueble, adquirido en su día por el Concello, es objeto de una restauración integral en la que corre peligro uno de sus símbolos. Tras el tratamiento aplicado a finales del año pasado para acabar con un agresivo hongo que presentaba en las raíces, la Concellería de Medio Ambiente volvió a solicitar un informe a la Estación Fitopatolóxica de O Areeiro para conocer la situación actual del ejemplar y si procedía, algún otro tipo de tratamiento que permita recuperar un árbol que podría optar a su inclusión en el Catálogo Galego de Árbores Senlleiras.

La técnica de O Areeiro advierte de una “sensible degradación da madeira na parte alta do tronco, con buracos e áreas máis ou menos grandes con falta de madeira”, respecto al informe realizado en 2019. De hecho, incide en que “a situación da árbore é precaria e, de non ser pola súa estraña e peculiar arquitectura, e polo lugar onde medra a recomendación de actuación sería proceder xa a súa retirada”.

Sin embargo, las pruebas de resistencia de la madera del tronco resultaron positivas y en las muestras tomadas del suelo ya no se detectaron patógenos que propiciaron el tratamiento inicial. Así, con el objetivo de agotar todas las posibilidades de recuperación del ejemplar, el Concello acometerá “in extremis” las recomendaciones incluidas en el informe que son: biselar y sanear los cortes horizontales y las zonas de madera más degradada (aplicando una pasta fungicida); cauterizar con calor las zonas de madera más degradada; y podar algunas ramas.

Tras esta actuación, si el árbol no logra recuperarse, el informe recomienda eliminar la totalidad de la copa para evitar daños por la caída de ramas secas.

Tratamiento en una de las palmeras de Marín. | // FDV

Tratamiento contra el picudo en Marín

La Concellería de Parques e Xardíns de Marín afronta el tratamiento anual para evitar que la plaga del picudo afecte a más palmeras del municipio. Se realiza en Portocelo, Alameda, Parque Eguren y Parque Azul, donde hay ejemplares de palmera canaria. Dentro del tratamiento se llevan a cabo varios procesos. Por un lado, cada ejemplar recibe endoterapia, un tratamiento de inyecciones en el tronco a principios de primavera. Luego, cuando llega el verano, se aplica un tratamiento sanitario fortalecedor, consistente en una “ducha química” con una serie de productos autorizados para palmeras. Finalmente, cuando llega el otoño, se repite este segundo paseo pero con nematodos, producto que sirve como antígeno biológico contra esta plaga.