Luis Anguita Juega | Fiscal delegado de Siniestralidad Laboral para Galicia y escritor

“Como fiscal me he encontrado casos tan surrealistas que superan a mis novelas”

El escritor presenta su séptima obra, “No me importa dónde estés, lo que quiero es verte”

Luis Anguita Juega.   | // BRAIS QUINTEIRO

Luis Anguita Juega. | // BRAIS QUINTEIRO / Susana Regueira

La Librería Baroja recibirá mañana la visita de Luis Anguita Juega, que firmará ejemplares de su nueva novela, “No me importa dónde estés, lo que quiero es verte”. En su nuevo trabajo el fiscal y escritor (aunque él no se considere así) habla de la amistad, el amor y el suspense que irrumpen un día por azar en la vida de un taciturno y solitario empresario.

–Esta es ya su séptima novela. ¿Cuándo empezó a escribir?

–Fue en el año 2009, y mi primera novela la publiqué en abril de 2011 y se titulaba “Mi lugar, mi pequeño sueño”. Siempre pensé que no iba a escribir, porque nunca escribía nada, y un día intenté escribir un relato y llegar a las 15 páginas. Ese relato se convirtió en un libro, pero le puedo decir que nunca pensé que iba a publicar, de hecho me dio vergüenza enseñarlo a conocidos, me negué a publicarlo y a base de presiones lo envié a editoriales. Pensé, total, me van a decir que no. Era una novela de sentimientos, de amor, de amistad, de la lucha por un sueño y a mi como fiscal me parecía como desnudar mi alma ante los lectores.

–¿Cómo fue la respuesta de las editoriales?

–Me llegaron cuatro propuestas para publicar la novela, me puse supernervioso, al final decidí que sí. Y a partir de ahí perdí toda mi timidez, toda mi vergüenza y mi miedo. Sorprendentemente (sonríe) esa novela no se vendió solo para los amigos, sino que creció como la espuma y figuró entre los más vendidos, se vendieron miles de ejemplares por toda España. Y un día pensé, voy a escribir otro libro, cuando creí que estaba vacío. Y así hasta este año 2021 que presento mi séptima novela. Es algo que me encanta y que nunca pensé hacer, de hecho no me considero escritor, en todo caso me considero un contador de historias.

Nunca pensé que iba a publicar, de hecho me dio vergüenza enseñar mi primer libro a conocidos, me negué a publicarlo y a base de presiones lo envié a editoriales

–¿Qué es lo que más valora de escribir?

–Es una sensación muy bonita cuando la gente te viene a ver cuando publicas un nuevo libro. Viajo por toda España y el calor humano de los lectores es algo precioso, ver que provocas sensaciones, que a veces tus libros hasta ayudan, que la gente te dice que quiere leer todos tus libros, que personas que están en contacto por las redes sociales se acercan y cuando hago un acto cerca me acompañan. Incluso firmando un libro en A Coruña me han venido a ver desde un pueblo de Córdoba. Todo eso es muy bonito.

Me gustan las personas que muchas veces creen que ya no van a alcanzar sus sueños, que llegan a cierta edad y ven que la vida es difícil, pero que por un motivo o por otro no se van a rendir... Son personas normales que dicen tengo derecho a intentarlo

–En sus novelas prescinde de las descripciones, ya sea el físico de los personajes o los espacios en donde se desarrolla la trama…

Soy poco descriptivo, me centro en la persona. Y creo que es algo que le gusta a una buena parte de los lectores, porque logro hacer personajes como somos cualquiera de nosotros. No son héroes de ficción. Y se produce una extraña circunstancia, la mayor parte de mis lectores me dicen “este libro está hecho para mí porque yo he vivido esta situación”, y viven y sufren con el personaje. Creo que es el modo de adentrarme en el personaje y que el lector lo vea como auténtico, entonces no me suelo entretener mucho en describir cómo es una habitación, un edificio, una cafetería. Se mueven por las ciudades, pero sin entretenerme, me centro más en lo que va pensando el personaje o en la conversación.

–¿Qué personajes le gustan?

Me gustan las personas que muchas veces creen que ya no van a alcanzar sus sueños, que llegan a cierta edad, a los 30 o 40 años, y ven que la vida es difícil, pero que por un motivo o por otro no se van a rendir. Y que van a seguir. Son personas normales que dicen tengo derecho a intentarlo, aunque no lo consiga voy a ir a por ello. Y todo esto me encanta mezclarlo, porque creo que es lo que nos mueve a todos, con la amistad y el amor. Y planteo historias en las que está presente el amor, no digo que sean románticos aunque tengan su parte, a veces he incluido contenido sexual, otras veces, como en este libro, de una manera tangencial un depredador, un asesino en serie, que coincide en la vida de estos personajes.

Es una sensación muy bonita cuando la gente te viene a ver cuando publicas un nuevo libro. Viajo por toda España y el calor humano de los lectores es algo precioso, ver que provocas sensaciones, que a veces tus libros hasta ayudan

–Es fiscal ¿es la suya una profesión poco conocida?

–Es una profesión muy bonita, apasionante, pero sí, poco conocida. Un fiscal lo que hace es defender a las víctimas, lo más conocido de nosotros es la faceta penal, eso que se ve en las películas de que acusamos, y sí que lo hacemos, pero solo si consideramos que hay elementos probatorios suficientes para llevar a alguien a juicio, y siempre actuando con la máxima pulcritud. Por otro lado, cuando hay un delito suele haber una víctima y nos encargamos de protegerla, de tomar medidas cautelares que la protejan y si ha sufrido perjuicio que reciba una indemnización.

Como fiscal me he encontrado asesinos, homicidas o casos tan surrealistas que superan a mis novelas, que piensas que no es posible. Es impresionante la imaginación que existe para delinquir y, por desgracia, los asuntos tan truculentos que vemos

–¿Ve en su trabajo casos más novelescos que los que refleja en sus libros?

–Muchísimo más. De hecho no suelo meter casos de mi profesión sino que me voy al aspecto humano, a veces, como en este caso, incluyo un asesino en serie, pero no suelo hacerlo. Cuando le digan que la realidad supera a la ficción créalo: como fiscal me he encontrado asesinos, homicidas o casos tan surrealistas que superan a mis novelas, que piensas que no es posible. Es impresionante la imaginación que existe para delinquir y, por desgracia, los asuntos tan truculentos que vemos, terribles.

Todavía me siguen llamando Julio en un montón de sitios, pero es que no solamente me confunden sino que he ido a restaurantes reservando a nombre de Luis Anguita y ellos pensar que era el político y dejarme la mejor mesa

–Permítame acabar con una chanza ¿cuántas veces lo han confundido a usted con Julio Anguita?

–Bueno (risas) yo es que ya me río. Todavía me siguen llamando Julio en un montón de sitios, pero es que no solamente me confunden sino que he ido a restaurantes reservando a nombre de Luis Anguita y ellos pensar que era el político y dejarme la mejor mesa (risas). Eso lo he vivido. Pero es que tengo un nombramiento, que después se corrigió, el del fiscal delegado de Siniestralidad Laboral, que está a nombre de Julio Anguita. Ya le digo que no son cientos, sino miles de veces, las que me han llamado Julio Anguita. Y sigue sucediendo, llegar a un sitio y que me digan “hola, Julio”. La gente lleva fatal equivocarse, pero yo siempre me lo he tomado muy bien, me hace gracia.

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