Las puertas de la Audiencia Provincial fueron ayer el escenario de una concentración del Colectivo Feminista de Pontevedra para arropar a una víctima de abusos sexuales y a su madre, hechos supuestamente ocurridos en Poio en 2018. La movilización coincidió con el juicio de ese caso, en el que el fiscal solicita quince años y nueve meses de prisión para el que era compañero sentimental de la mujer.

Durante la concentración, el colectivo no solo se solidarizó con la víctima sino que reclamó una modificación del Código Penal para endurecer las penas por este tipo de delitos. En este caso concreto, se reclama que los hechos sean catalogados como violación: “Cuando es una violación, no es un abuso; hay que llamar a las cosas por su nombre”, indicaron las organizadoras de la protesta de ayer.

El hombre que se sentó en el banquillo estaba acusado de cinco delitos de abuso sexual sobre la hija de su pareja y cuyos trámites de adopción llegó a iniciar. Según el fiscal, que solicitaba inicialmente un total de 15 años y nueve meses de prisión, además de un alejamiento de la niña, los hechos se prolongaron al menos entre el verano de 2014, cuando la niña tenía 14 años, y diciembre de 2016, primero en Vigo y después en Poio, adonde se mudaron en 2018.

Este hombre tiene dos hijas en común con la madre de la víctima, que fue la que formuló la denuncia que propició su detención.

Confirman la condena al hombre que violó a su vecina en Tomiño

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha confirmado la condena de 11 años de cárcel que la Audiencia de Pontevedra impuso a un hombre por agredir sexualmente a su vecina, a la que engañó haciéndose pasar por una mujer para que le abriese la puerta, en septiembre de 2018 en Tomiño. Los magistrados lo condenaron como autor de un delito de allanamiento de morada, en concurso con un delito de agresión sexual en la modalidad de violación y otro de lesiones, con la agravante de disfraz. El alto tribunal ha considerado probado, al igual que la Audiencia, que cuando la víctima se percató del engaño intentó cerrar la puerta, pero el acusado, que llevaba la cabeza cubierta por una capucha, la cara tapada y guantes, se abalanzó sobre ella y la agarró con fuerza por los brazos. Después, la agredió sexualmente y le golpeó la cabeza contra el suelo. Aunque la víctima no pudo identificar al agresor, la prueba de ADN certificó su culpabilidad.