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La lengua de signos, un derecho muy vulnerable

La Diputación colabora con la asociación XOGA para la puesta en marcha en la provincia de un servicio de intérpretes

Las intérpretes, Ana Belén y Laura, junto a la presidenta de XOGA, María Jesús (centro). | // RAFA VÁZQUEZ Nerea FERNÁNDEZn

Si hay una característica que define al ser humano esa es, sin duda, su capacidad para comunicarse. Sin embargo, cuando pensamos en aprender una lengua rápidamente se nos vienen a la cabeza idiomas extranjeros, como el inglés, el francés, el alemán o el italiano y muy pocas la lengua de signos. ¿Por qué? ¿Qué hay detrás de esta actitud tan generalizada?

Laura es intérprete de lengua de signos desde que tenía 18 años, cuando decidió comenzar a formarse para romper la barrera que le impedía comunicarse con su abuelo, una persona sorda que no había tenido acceso a la formación en signos y que más tarde pudo aprender gracias a su nieta. Ahora, Laura es intérprete en XOGA, la Organización de Diversidade Sensorial de Galicia, en la que trabaja con el único objetivo de luchar por los derechos de su abuelo y de todas las personas con diversidad sensorial.

Al hablar de esos prejuicios que atañen y desvalorizan a la lengua de signos, Laura se muestra rotunda: “formarse en lengua de signos es muy fácil. Es verdad que socialmente se tiene ese estereotipo de una lengua muy difícil de aprender y de interpretar, pero lo cierto es que la mayoría de las personas que empiezan a estudiarla con un curso básico acaban descubriendo una realidad totalmente diferente”. Una lengua que engancha y apasiona, como explica Laura, y que ya desde niños se desarrolla, incluso mucho antes que la propia lengua oral, en forma de gestos o señas.

Igual que una lengua oral se muere sin hablantes, una lengua de signos se extingue sin intérpretes. Laura piensa que sacar a la lengua de signos de la marginalidad sería un gran paso para conseguir la igualdad y la plena inclusión de las personas con diversidad sensorial. “Es cierto que se están dando pasos agigantados, pero aún queda mucho camino por recorrer. Por ejemplo, todavía no es habitual ver intérpretes en centros educativos, universidades o en los propios centros de salud. El servicio existe, pero los trámites son muy largos y eso redunda en atrasos en las incorporaciones o en que directamente no se produzcan”.

Precisamente, para dar un paso al frente en la integración la Diputación de Pontevedra vuelve a colaborar con la Organización de Diversidad Sensorial de Galicia, XOGA, con una aportación de 10.000 euros para la puesta en marcha del “Servicio de Intérpretes y Guía-Intérpretes de Lengua de Signos de la provincia de Pontevedra”, una iniciativa de la que se están beneficiando en torno a 300 personas de 44 ayuntamientos. La diputada de Cohesión Social, Olga García, visitó ayer la sede de la asociación en la Casa Azul de Pontevedra donde conoció de cerca los servicios y programas que desarrolla.

“La implicación de la Diputación de Pontevedra pone de manifiesto que se está trabajando para conseguir la plena autonomía y el poder en la toma de decisiones de las personas sordas, sordociegas o con pérdida auditiva”, indicó Laura. Así, el organismo provincial propone una ayuda técnica para suprimir las barreras de comunicación y dotar de una herramienta fundamental para conseguir una mayor integración de estas personas en una sociedad mayoritariamente oyente, ayudándolas a superar situaciones de desigualdad y desventaja frente al resto de la ciudadanía. El servicio está dirigido tanto a personas con diversidad sensorial como a instituciones que precisen de manera puntual de una persona intérprete de lengua de signos para poder mantener unas relaciones óptimas tanto a nivel personal, como social o jurídico.

Por último, la Diputación y XOGA sumarán sinergías también en la implementación de una lengua de signos gallega que se una a las ya legalmente reconocidas catalana y española.

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