El alcalde de Agolada, Luis Calvo Miguélez, perdonó al acusado de intentar atropellarlo en 2019 y el juicio celebrado este martes en la Audiencia Provincial de Pontevedra se resolvió con un acuerdo de conformidad. El acusado, que alegó estar sometido a un tratamiento de rehabilitación de los trastornos psicológicos y el alcoholismo que padece, se conformó con penas que suman cinco años de prisión. No entrará en prisión una vez que el servicio vasco de Salud (comunidad en la que reside) certifique documentalmente que se está sometiendo a tratamiento de rehabilitación, que permitiría la suspensión de la ejecución de la pena de cárcel.

Las penas a las que fue condenado son, por una parte, 4 años y un día de prisión, más una multa de seis meses a razón de 3 euros el día como responsable de un delito de atentado; otra pena por delito de atentado contra un agente de la Guardia Civil que acudió al incidente, con pena de seis meses de prisión y una multa por delito leve de lesiones de un mes, a razón de 3 euros el día. A esto se suma una multa de seis meses a razón de 3 euros el día y la privación de conducir durante un año y medio como responsable de un delito contra la seguridad vial; otra pena de seis meses de prisión por un delito de desobediencia a la autoridad, y una multa de seis meses a razón de 3 euros el día por un delito de daños. A esto se añade una indemnización al agente de la Guardia Civil de 210 euros por los daños leves. Todas las condenas llevan aparejadas la eximente de embriaguez en el momento de producirse los hechos. El pago de las mutas se fraccionará.

El condenado, mayor de edad y con antecedentes penales el día 3 de septiembre de 2019 conducía el vehículo de su propiedad Renault Fluence, influido en sus aptitudes psico-físicas por la previa ingesta de bebidas alcohólicas, lo que le impedía realizar la conducción con la debida diligencia, según consta en relato del fiscal, intentó atropellar al alcalde de Agolada.

El relato de los hechos comienza indicando que sobre las 22.50 horas, cuando Luis Calvo se encontraba junto a la puerta del conductor de su Peugeot 407 “después de haber estacionado en las inmediaciones de un bar a la altura del kilómetro 60 de la PO-840, el acusado con pleno conocimiento de que se trataba del alcalde, cuando circulaba por una calle adyacente y se percató de su presencia, frenó bruscamente su vehículo y dio marcha atrás con el fin de dirigirse hacia el lugar donde estaba, acelerando con la clara intención de atropellarlo, no logrando su objetivo final ya que este pudo escapar a tiempo”.

El escrito continúa diciendo que una hora después “sobre las 23.45 horas de la noche, el acusado volvió a pasar por el mismo lugar conduciendo el mismo vehículo, pero ya sin la goma del neumático izquierdo delantero, y embistió de nuevo contra el vehículo del regidor municipal colisionando intencionadamente y llegando a desplazarlo unos centímetros, ocasionándole desperfectos cuyos daños han sido tasados pericialmente en 2.458,67 euros, desglosados en 726 euros correspondiente a la mano de obra y 1.732 euros de materiales utilizados para la reparación.

Entre las acciones que también se le imputan al acusado se encuentra el altercado que tuvo lugar con agentes de la Guardia Civil en torno a la una de la madrugada de esa misma noche. Se indica que sobre esa hora “cuando dos agentes de la Guardia Civil acudieron al lugar donde se habían producido los hechos y se encontraban realizando la correspondiente inspección ocular del Renault Fluence, el acusado se dirigió a ellos con expresiones tales como ‘sois unos payasos, unos chulos, unos mierdas, no tenéis cojones de hacer esto en Bilbao, vosotros no sois nadie, nos vemos en el juzgado’ para a continuación agredir clavándole las uñas en los dedos de la mano izquierda a uno de los agentes cuando intentaba entrar en el vehículo oficial y, posteriormente, le dio un pisotón agarrándole y cayéndose ambos al suelo hasta que consiguió ser inmovilizado por los agentes”. Siempre según el relato oficial, el acusado se negó a realizar la prueba de alcoholemia requerida por los agentes que “evidenciaron la embriaguez del acusado” por síntomas tales como “comportamiento agresivo, nariz roja y rostro enrojecido, habla pastosa y volumen elevado de voz, expresiones incoherentes, halitosis alcohólica notoria a distancia y fuerte de cerca, incapacidad de mantenerse en pie, oscilaciones de verticalidad del cuerpo e incapacidad de caminar en línea recta”.