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Ángeles Flórez: "Con el confinamiento no hubo un período de adaptación a la luz solar"

"Las exposiciones intensas deben evitarse", afirma la jefa de Dermatología del CHOP

La doctora Ángeles Flórez Menéndez. // FdV

Tras semanas de reclusión sin poder salir a dar un paseo o hacer ejercicio debido a la pandemia derivada de la Covid-19, la población ha pasado prácticamente del confinamiento a la playa. Ante esta situación, se vuelve más necesario que nunca proteger la piel de forma adecuada.

-¿De qué manera puede afectar a nuestra piel el hecho de haber estado confinados casi tres meses, pasando prácticamente de invierno a verano?

-En muchos casos no ha habido una período de adaptación a la luz solar y por ello las exposiciones agudas e intensas deben evitarse. Debemos recordar que durante la época estival, en las horas centrales del día, la quemadura solar puede ocurrir con menos de media hora de exposición directa a la luz solar, la recomendación es exponerse siempre al sol de forma saludable.

En cuanto a la síntesis de vitamina D, en general, podemos decir que una exposición solar diaria en cara, brazos y piernas de unos 15 o 20 minutos sería suficiente para sintetizar vitamina D, siempre evitando que la piel se ponga roja. La quemadura solar "estropea" dicha síntesis. A medida que nos vayamos acercando al verano este tiempo suele ser menor. Es cierto que la activación de la síntesis de la vitamina D a nivel cutáneo depende de la UVB, y por ello es máxima en las horas centrales del día, de 12 a 16 horas, que son las más peligrosas de cara a producir quemaduras.

Para evitarlo, disponemos de los fotoprotectores; no hay que olvidar que el uso de protector solar para fotoprotección diaria y recreativa en poblaciones sanas no ha demostrado comprometer la síntesis de vitamina D en la piel.

-¿Cuáles son los principales cuidados que debemos tener durante la época estival?

-Es muy importante hacer exposiciones solares lentamente progresivas para evitar la quemadura solar. Buscar la sombra, evitar la exposición directa en las horas centrales del día y ser muy cuidadosos cuando se hace en superficies que hacen efecto espejo, como la arena y el agua. Utilizar medidas físicas, que son muy eficaces y económicas, usar siempre sombrero de ala ancha que protege las orejas y la parte posterior del cuello, gafas de sol adecuadas que protejan correctamente los párpados y los ojos, ropa, idealmente de colores oscuros y tejidos con mayor capacidad de filtrado y filtros fotoprotectores de amplio espectro, es decir, que protejan tanto frente a UVB como UVA, aplicados de forma periódica y en la cantidad adecuada.

El uso insuficiente de los filtros fotoprotectores es muy habitual y ello conlleva una falsa sensación de seguridad.

-¿Qué consecuencias podría tener sobre nuestra salud no seguir estas pautas?

-Básicamente, riesgo incrementado de cáncer cutáneo, tanto melanoma como no melanoma, y envejecimiento prematuro de la piel.

El cáncer cutáneo es en el momento actual el más frecuente en las poblaciones de piel blanca según la OMS. Los datos que arroja el "Informe sobre el Cáncer de Piel 2020: Deteniendo la Epidemia Global", elaborado por la organización Euromelanoma y la Coalición Global para la Defensa del Paciente con Melanoma, son cada vez más preocupantes. Según este informe, en la última década, los casos anuales de melanoma, el cáncer de piel con peor pronóstico, han aumentado casi un 50% y se sitúan en 287.723 diagnósticos al año en el mundo, lo que supone unas 60.000 muertes anuales por esta causa. Pero si hablamos de los otros tipos de cáncer de piel, habitualmente menos graves pero que pueden dejar secuelas en lugares visibles como la cara, se estima que, en el mundo, hay en torno a un millón de casos cada año y unas 65.000 muertes por este tipo de tumores .

En España, se diagnostican más de 5.000 casos de melanoma al año y se generan en torno a 900 muertes anuales y unos 71.000 casos de cáncer cutáneo no melanoma.

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