Durante las primeras dos semanas de cuarentena, a causa de la pandemia global por coronavirus, la Parroquia de Santa María la Mayor de Pontevedra ha buscado la manera de reorganizarse y coordinarse, ciñéndose a las medidas tomadas por la administración estatal y autonómica, la Conferencia Episcopal Española y los obispos de la Provincia Eclesiástica de Galicia.

Para poner freno a los contagios, se ha suspendido el culto público, llamando a todos los cristianos a permanecer unidos a través de la oración. No obstante, y ante la posibilidad de mantener las iglesias abiertas como espacios para la esperanza mientras dure la pandemia, la Real Basílica mantiene una versión reducida de su horario de apertura, de 10 a 13:30 horas, por las mañanas, y de 18:30 a 20:30, por las tardes. Las misas se están celebrando en privado, sin dar la comunión, al igual que el rosario. Se está procediendo, por otra parte, a la limpieza y desinfección de los espacios parroquiales, como la Real Basílica, el Centro Social Parroquial, los exteriores de la Casa Rectoral y el Despacho Parroquial.

Según indican desde la Parroquia, "mientras dure el confinamiento, esta Parroquia se ha puesto bajo la encomienda de San Sebastián y de San Roque, destacando un cuadro del primero y la imagen del segundo en un lugar preeminente de la Real Basílica, con el propósito de situar a Pontevedra, una vez más, bajo el patrocinio efectivo de sus santos benefactores". Recuerdan que "son muchas las rogativas a ambos santos de que hay constancia, habitualmente celebradas con novenario y procesión".

Resaltan que dado que las aglomeraciones únicamente favorecerían la propagación del coronavirus, sería contraproducente programar cualquier manifestación pública de este tipo. Sin embargo, de contar con una suficiente demanda social, se plantearía la posibilidad de llevar a cabo una novena virtual, a través de los medios telemáticos a nuestra disposición.

Por otra parte, destacan desde la Parroquia que Cáritas Parroquial trabaja en estrecha colaboración con el Concello de Pontevedra en la atención de personas sin hogar y a familias en peligro de exclusión social. Eso sí, el voluntariado con factor de riesgo se mantiene en operativo, pero desde sus domicilios, contribuyendo a distancia, en la medida de sus posibilidades.

Otro tanto ocurre con la Pastoral de la Salud, que mantiene un seguimiento telefónico con todas aquellas personas enfermas o impedidas que antes eran visitadas con frecuencia en sus hogares.