Al acelerado deterioro del pazo de Lourizán por falta de mantenimiento se suman los actos vandálicos, lo que denota que tampoco hay una vigilancia adecuada. Hace unos meses unos desconocidos irrumpieron en el lugar y causaron daños en el inmueble. Los vándalos accedieron al edificio tras destrozar una puerta de cristal y una vez dentro aprovecharon para hacer botellón y realizar pintadas en las paredes. La Vicepresidencia de la Xunta ha culpado también a la Diputación de este abandono por no aceptar su propuesta de implicar a Ence en la rehabilitación, una idea ahora totalmente descartada por las dudas sobre la continuidad de la pastera.