Cinco equipos de investigación comparten espacio en dos edificios de gran valor patrimonial en la Misión Biológica de Galicia. Avanzan en temas como la genética y mejora del maíz, la viticultura, la ecología forestal, la bioquímica en la plantación de brásicas o la biología de agrosistemas, todos ellos dirigidos por Elena Cartea. Su tesón y vocación investigadora les permite centrarse en los problemas de estos cultivos, su adaptación a situaciones cambiantes y la resistencia de especies para evitar el uso de insecticidas.

La Misión Biológica se funda a principios del siglo pasado precisamente para solventar las cuestiones agrícolas de Galicia, con la esperanza de que los avances conseguidos permitiesen transformar las posibilidades del sector con mayor peso en Galicia.

Hoy, los descubrimientos de los cinco equipos de investigación de la Misión Biológica, formados por 18 científicos, tienen una importante repercusión a nivel europeo, y prueba de ello es que los directores de cada uno de los equipos navegan en aguas comunitarias para buscar financiación para sus proyectos, un aspecto clave en el futuro de cada una de las investigaciones.

Diez hectáreas

Una finca de 10 hectáreas es el campo experimental de las investigaciones desarrolladas en la Misión Biológica, donde todo huele a Patrimonio. Y es que si el sector agrario de todo el país está muy pendiente de los resultados obtenidos en los laboratorios ubicados en Salcedo para lograr en un futuro próximo una mayor rentabilidad en sus cultivos, el pasado está muy presente en todo el entorno.

Un pazo protegido por Patrimonio y construido por el arzobispo de Santiago Sebastián Malvar a finales del siglo XVIII acoge las oficinas principales de la Misión y es la sede de varios equipos de investigación. Uno de los hórreos más grandes de Galicia, un palomar, una bodega, una capilla y unos jardines rehabilitados entre 2005 y 2009, que mantienen su diseño inicial del siglo XIX y entre los que destaca el cedro azul del Atlas, la araucaria del Brasil o la colección de camelias.

Valor patrimonial tiene también el edificio llamado Cruz Gallástegui, proyectado por el arquitecto Alejandro de la Sota a principios de los años 50, como inmueble para albergar los nuevos laboratorios y donde hoy conviven tres equipos de investigación y la biblioteca, sin duda la joya patrimonial de mayor valor científico de la Misión Biológica, conectada a un depósito que alberga el archivo histórico, separado por un edificio de la estancia que alberga la denominada "Colección del Pazo", integrada por unos 1.000 ejemplares, 300 de ellos en alemán.

La principal función de la biblioteca es apoyar la función investigadora de los diferentes departamentos. El principal usuario es, por tanto el personal propio, pero también atiende a cualquier estudioso interesado en temas relacionados con la investigación agraria y su historia en Galicia, o con la propia trayectoria de la Misión.

Dispone de un fondo físico de aproximadamente 6.000 monografías y 500 revistas en papel, casi todas cerradas ya y permiten que toda esta documentación, la más antigua fechada en 1916, en la sala de lectura de la biblioteca.

Mirian Miguélez, responsable de la biblioteca, trabaja en la puesta en valor de las colecciones físicas. "Queremos dar a conocer nuestra mina de pequeños tesoros con los que pasar un buen rato, mediante la organización de exposiciones, visitas guiadas, digitalizaciones, etc..."

Y es que entre las joyas que yacen ocultas en las estanterías de esta icónica biblioteca están libros y revistas en los idiomas originales (inglés y alemán), seleccionados en su época entre los mejores sobre biología y genética: obras de Mendel, Hugo de Vries, Morgan, Davenpont, Goldschmidt, Wilson, Darwin, Correns o East, Jones, a los que se añaden otros autores clásicos de la estadística aplicada a la biología, como Galton, Pearl, Fisher, libros de los primeros genetistas españoles como Fernández Nanídez (introductor en España de la teoría cromosomática de la herencia), Antonio de Zulueta o Fernando Galán.

Custodia obras de los siglos XVIII y XIX y muchos de sus ejemplares hablan de agricultura o botánica y han sido digitalizados por el Real Jardín Botánico de Madrid.

Ejemplares únicos

Otros libros son además valiosos por sus ilustraciones y fotografías, como un ejemplar del "Ensayo sobre las variedades de la vid común que vegetan en Andalucía de Simón de Rojas Clemente de 1879, la más lujosa de las ediciones de esta obra, de gran originalidad e influencia en la viticultura española.

La responsable de la biblioteca de la Misión Biológica quieren compartir esos pequeños tesoros bibliográficos con la sociedad en general a través de las redes sociales. Una página en Facebook dará visibilidad y difusión a los servicios y colecciones que documentan una parte importante de la historia.