En el año 1939 abría El Pitillo sus puertas en el edificio de la Casa das Campás. Eran dos socios: Adonis y Ramiro. Adonis Fernández, era el padre de José Ramón, segunda generación en el negocio, que se mudó a la Rúa Alta a mediados de los 90. "Yo empecé con 14 años ya en el local antiguo", recuerda. El éxito de uno de los bares de tapas más reconocidos de toda Pontevedra, así como en los foros especializados en internet, se debe, según su dueño, ahora ya jubilado, "a una buena relación calidad-precio y al buen trato a la gente". "Eso sí, en hostelería se trabaja mucho. Antes incluso era peor, sin vacaciones ni descanso", subraya.