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El contenedor marrón y la planta de A Canicouva

Las nuevas condiciones y plazos fijados por la Unión Europea para el tratamiento de los biorresiduos -antes de 2024 hay que recoger por separado toda la materias orgánica- han despejado una de las incógnitas que durante mucho tiempo no llegaba a aclarar el gobierno local: si sería necesario colocar en la calle contenedores marrones específicos para depositar esta materia orgánica. Hasta ahora, el Concello centrada su estrategia en este apartado en los composteros individuales -aún sin repartir- y en los colectivos, apenas instalados. Ayer admitió que finalmente sí habrá que instalar esos contenedores, junto con los demás ya existentes para vidrio, papel, envases y resto de basura, lo que implica un recipiente más en cada "isla".

Será el estudio de Lagares Oca el que determine el número de contenedores de este tipo, su ubicación y su reparto en función del compostaje domiciliario o colectivo en el rural y la ciudad.

Otro aspecto que también parece tener un horizonte más aclarado es el relativo a la necesidad de una planta de compostaje, proyectada desde hace años en A Canicouva pero nunca ejecutada. González Carballo cree que la nueva normativa europea sí implica disponer de algún sistema para tratar la materia orgánica que se recoja en esos contenedores marrones y la solución preferida es una planta propia "de pequeño tamaño". No obstante, también será el estudio de la consultora contratada ayer la que determine su viabilidad, toda vez que la empresa Sogama también tiene en marcha una planta industrial de compostaje a la que se pueden adherir los concellos.

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