Dar solemnidad a los 50 años que el IES Valle-Inclán lleva con su actual nombre y festejar el 150 aniversario del nacimiento del escritor. Fue el doble objetivo del acto que ayer convocó en el instituto capitalino a autoridades, encabezadas por la alcaldesa en funciones, Carme da Silva, y el director xeral de Cultura, Anxo Lorenzo, al director de la Real Academia Galega, Darío Villanueva, y a numerosos ex profesores, actuales integrantes del claustro y alumnos.

Éstos compartieron protagonismo con los representantes públicos y fueron los encargados de dar lectura a fragmentos de Sonata de Otoño o Luces de Bohemia, entre otras obras, y de interpretar una obra del violinista Manuel Quiroga, tarea que corrió a cargo de la joven Marina Hermida, Premio Extraordinario de Ensinanzas Artísticas 2016.

Al dar la bienvenida, los profesores recordaron que las celebraciones en honor al escritor se iniciaron con una conferencia de Xaquín del Valle-Inclán, intervención en la que insistió en que si algo recordaba de su abuelo era el interés en la formación de sus hijos, el mismo espíritu que motiva al instituto que lleva su nombre.

Fue en Pontevedra donde Valle-Inclán, con 12 años, inició sus estudios de Bachillerato, que también concluyó en la ciudad capitalina en 1883. Su etapa adolescente puede calificarse de "ante todo pontevedresa", estacaron los portavoces del claustro al incidir en que el esmero en el cuidado de la lengua que caracterizó al autor y su sensibilidad "son dos motores también de la labor docente".

La directora del IES Valle-Inclán y anfitriona del acto, Pilar Freitas, hizo memoria de la historia de actual Valle Inclán, entonces simplemente Instituto, cuya primera sede fue el hoy Edificio Sarmiento y que inauguró su actual sede en 1927. Su intrahistoria "refleja las vicisitudes a veces dramáticas" de su tiempo, y fue desde cárcel improvisada a actual instituto moderno y laico, dejando atrás la separación por sexos o el catolicismo recalcitrante. En sus aulas han impartido clases desde Ramón Sobrino a Lousada Diéguez, Castelao, Filgueira Valverde, Aquilino Iglesias Alvariño o Torrente Ballester, uno de los apoyos con los que contó el catedrático Marcelino Jiménez cundo solicitó al Ministerio que el entonces Instituto Femenino pasase a llevar el nombre del escritor.

El Valle-Inclán es, añadió, "el instituto de Pontevedra, todos los que formamos parte de él nos sentimos orgullosos" y constituye un empeño colectivo: de docentes entregados, "alumnos magníficos", como los elogió en su despedida Marcelino Jiménez, padres, personal de administración... Todos necesarios, insistió, para conseguir el objetivo último: entregar a los alumnos la riqueza y el tesoro más valioso, la educación que les permita ser "más críticos, más libres y más felices".

Como resultado, generaciones de pontevedreses siguen manteniendo un vínculo muy profundo con este centro", vínculo que representó la alcaldesa en funciones y ex alumna. Carme da Silva fue otra de las que recordó que "el Valle-Inclán forma parte inseparable de la historia de Pontevedra" y sus profesores y alumnos han contribuido a hacer de Galicia "un país mejor".

Entre las herencias que recordó, que un grupo de profesores impulsó la puesta en marcha del Aula Castelao, germen de la Semana Galega de Filosofía "que ha puesto a Pontevedra como referente del pensamiento crítico" y, especialmente, el legado de amor por la lengua que le transmitió la profesora Victoria Ogando. "A ella y a personas como ella les debemos que nunca dejásemos de amar y emplear" el gallego.

Por su parte, el director xeral de Cultura incidió en que el legado de Valle-Inclán "forma parte de la cultura universal y desde la Xunta, en colaboración con diferentes entidades, promovemos celebraciones de este 150 aniversario, que irán más allá del 201 y con las que queremos divulgar la obra y promover nuevas investigaciones".

Hizo votos porque la conmemoración permita para contemplar la obra del escritor "desde perspectivas más profundas", dado que Valle -Inclán es "imposible de abarcar y de simplificar".

El presidente de la RAG cerró el turno de intervenciones con una lección dedicada al Valle-Inclán cronista de la Primera Guerra Mundial. En abril de 1916 el escritor visita los frentes franceses como enviado de Prensa Latina y El Imparcial. En "Los Lunes" de este periódico aparecerá el resultado de su viaje para documentar el primer conflicto moderno, cuya grandeza, enormidad, miserias y los impresionantes recursos de destrucción en juego le suponen todo un reto.

Para documentarla, "no cabe seguir la batalla de rodillas, ni tan siquiera de pie, sino desde lo alto", recordó el presidente de la RAG antes de incidir especialmente en que Valle Inclán quisiera estar dotado del don de la ubicuidad para poder dar una visión colectiva.

La lección de Darío Villanueva dio paso a la entrega de premios de relatos y, a solo unos metros del instituto capitalino, a la ofrenda floral que celebró la Fundación Valle-Inclán, ofrenda que se celebró ante la estatua erigida al escritor en el centro histórico, a solo unos metros del lugar que ocupaba la biblioteca de Muruais en la que tuvo oportunidad de leer a los clásicos.