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Un estudio demuestra que las corrientes eléctricas mitigan las cianobacterias

La tesis de una investigadora de Forestales, centrada en el embalse de Caldas, apuesta por la reducción de focos de contaminación y la recuperación de bosques de ribera

Embalse de Umia en Caldas teñido de verde por las cianobacterias. // Noe Parga

Una tesis de una investigadora de la Escuela de Ingeniería Forestal del Campus de Pontevedra, Xana Álvarez, muestra cómo mitigar el exceso de nutrientes que provocan la aparición en ríos y embalses de cianobacterias, algas tóxicas para el propio ecosistema y para el ser humano, y erradicarlas a largo plazo.

El estudio, centrado en el embalse pontevedrés de A Baxe, en Caldas, propone dotar a estas infraestructuras de un circuito anexo que aplique una serie de corrientes eléctricas a las aguas como método para extraer de ellas estas microalgas que, según Xana Álvarez, provocan que el agua del embalse adquiera un color verdoso, "generando una alarma social".

Para esta investigadora de la Escuela de Ingeniería Forestal de campus de Pontevedra, la solución a largo plazo pasaría, según concluye en la tesis, por la reducción de los focos de contaminación y por la recuperación de los bosques de ribera, que permitirían impedir que se repita este problema en las aguas de un embalse que abastece a más de 100.000 personas.

"La restauración y conservación del bosque de ribera haría que los nutrientes que llegan a las aguas se viesen disminuidos considerablemente", asegura.

Para llegar a esta conclusión, Álvarez analizó la presencia y las condiciones en las que crecen las cianobacterias o cuáles son las condiciones idóneas para un mayor crecimiento de estas algas, situando en 28 grados la temperatura propicia para estos episodios, "lo que justifica la mayor aparición de estos fenómenos en los meses de verano".

La investigación incluyó también un estudio sobre la posible obtención de biodiésel a partir de estas algas, pero según su autora "no es un proceso rentable", ya que no hay biomasa suficiente como para obtener combustible "en cantidades elevadas".

Aunque las medidas propuestas pudieran poner solución a estos episodios, la solución definitiva del problema no pasaría por intervenir en el propio embalse, sino a lo largo de la cuenca del río, ya que los "blooms" son el resultado de la llegada al mismo de un exceso de nutrientes. Según explica Álvarez, el problema de eutrofización viene derivado, entre otras cuestiones, por las "fuentes de contaminación difusa, vertidos que se realizan al río, y por el deterioro de los bosques de ribera, que actúan como uno filtro natural" de esos nutrientes. "La restauración y conservación del bosque de ribera haría que los nutrientes que llegan a las aguas se vieran disminuidos considerablemente", apunta Álvarez, que analizó el estado en el que se encuentran estos ecosistemas a lo largo de toda la ribera del Umia y de su principal afluente, el Gallo, que es donde se localiza el mayor número de focos de contaminación.

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