La asociación Juan XXIII trabaja desde hace más de 40 años en Pontevedra desde su centro ocupacional y formativo de la calle Eduardo Blanco Amor, justo al lado del solar cuya modificación urbanística ahora se tramita. Este complejo comenzó su andadura en 1971 y en 1992 se abrió el centro ocupacional. Desde 2001 cuenta con una vivienda tutelada en la calle Eduardo Pondal para personas con discapacidad intelectual.

El colectivo atiende actualmente a más de 200 personas en sus instalaciones de la capital, de las que 30 acuden al centro de día, cerca de ochenta a los talleres ocupaciones y el resto, en otros servicios.

Con respecto a la residencia, por el momento los futuros edificios están sin diseñar "y será una tarea complicada, no es algo que se pueda sin más contratar a un arquitecto, sino que tenemos que participar nosotros, diseñar lo que queremos, espacios y servicios para nosotros". A priori, piensan en un diseño "en el que sea fácil ampliar añadiendo nuevos módulos".

Cuando se firmó el convenio, hace un año, la presidenta de la asociación Juan XXIII incidió especialmente en que se marcaba "un pequeño hito para las personas con discapacidad" en Pontevedra, ciudad que carece de este tipo de equipamientos "con una demanda alta y que seguro que darán seguridad a muchos padres y familias angustiados por qué pasará con estas personas cuando ellos falten". El resto es completar ahora ese objetivo.