La mentira que trasladó a la Policía Nacional uno de los amigos españoles de Guang Qu, quien en la primera jornada del juicio ya reconoció que un día después del crimen descubrió los cadáveres pero no alertó a las autoridades "por miedo", hizo sospechar en un primer momento a los agentes de que pudiera tener alguna relación con los hechos. A esto había que sumar sus antecedentes por violencia de género. Sin embargo, los agentes pronto lo descartaron al comprobar que "esta persona no encajaba con el perfil" del homicida ya que entonces no era pareja de Guang Qu y además tenía en ella un sustento económico. Por último, tampoco necesitaba emplear ningún tipo de engaño con las moradoras para poder entrar en la casa puesto que él mismo reconoció que tenía unas llaves.