Es conocido por su sentido del humor y bonhomía y encarna, como pocos, la cara amable del Carnaval pontevedrés, una fiesta que conoce desde su más tierna juventud y que se resiste a abandonar a pesar de su veteranía. En esta ocasión le tocará, además, ser el pregonero.

- Usted es parte de la historia viva del Carnaval de la ciudad ¿cómo recibe la encomienda de ser su pregonero?

- Sabía que me iba tocar, ya me lo habían dicho hace tiempo, el pasado año, y esta vez no pude decir que no.

- ¿Se siente especialmente orgulloso del encargo?

- Bueno (se sonríe) orgullo sería que me dieran una medalla de oro o algo así...

- Es un veterano asiduo del Carnaval pontevedrés ¿qué echa menos del Carnaval de antaño, el que se vivía en el franquismo a pesar de la prohibición? ¿Qué valora como más positivo de lo que tenemos hoy en día?

- Echo de menos la música de las grandes orquestas que había en Pontevedra y que actuaban en el Mercantil o en distintas sociedades, el bailar hasta la mañana. Pero, sin duda, ganamos la alegría en la calle, bueno (matiza con sorna) menos a la hora de dar los premios que solo está contento el que los recibe.

- ¿Esa fiesta en las sociedades era un Carnaval minoritario?

- Qué va, iba mucha gente. Salías de una sociedad a otra y en la calle tenías que quitarte la careta para que te identificasen. Una vez tuve un problema porque iba de Frankenstein con la cara pintada de blanco y unos grises casi me dan unas "labazadas" porque no me quitaba la careta. Disfrutaban del Carnaval muchos pontevedreses porque aunque era en sociedades, había invitaciones. Invitaciones que podían ser familiares, para amigos? y que había que pagar. Los viajantes de toda España caían por aquí por esas fechas porque había fiesta ?

- Los carnavales duraban entonces diez días, ¿no se andaban con medias tintas?

- Duraban nueve o diez días., más bien nueve o diez noches. Al principio no dejaban celebrar el Domingo de piñata, después ya dejaron como remate de los carnavales...

-¿En qué momento se dio el salto y el Carnaval pontevedrés dejó de ser ser una fiesta en sociedades, de puertas para adentro, para salir a la calle?

- Lo organizó todo Pepe Shiva. Él ya había organizado dos o tres años antes de empezar todo esto para el día anterior al arranque de las fiestas de la Peregrina una salida por las calles con sus amigos y todos disfrazados. El tenía ganas de montar una gran fiesta: fue el gran cerebro del Carnaval en la calle. Fue su idea, salir a la calles; fue su idea, el Ravachol, la Parodia ? no fue el de la idea de la Noche de Benito Soto, eso no-

- La idea sería de Pepe Shiva pero los pontevedreses respondieron de inmediato a la convocatoria.

- Sí, la fiesta siempre es bien recibida en Pontevedra. Tenemos la ventaja de que empezamos los Carnavales, solo se nos adelanta Verín, y eso también ayuda a que se hable de él.

- ¿Cree que la crisis conseguirá tumbar el espíritu festivo que arrastra a Pontevedra a celebrar el Carnaval?

- El salir a la calle es más barato que ir a una sociedad y casi que quedarse en casa. Desaparecieron las caretas, la gente se maquilla y quiere pasárselo bien. Es buen momento para divertirse, y reírse de las dificultades.

- ¿Qué le parece la nueva incorporación del Carnaval pontevedrés: la Noche Pirata?

-A mí me parece una idea magnífica. Sale el barco Burla Negra -este año habrá dos naves- y después las comparsas llenan las calles del casco viejo, aunque lo no me gusta mucho es que me obliguen a ir de pirata. En Carnaval, siempre con respeto, cada uno hace lo que quiere y va como le da la gana: que quiere ir de pirata, va de pirata; que quiere ir de bombero va de bombero? Tampoco es un defecto. Yo me visto de pirata y ya está.

- ¿Ve el Carnaval pontevedrés todavía con cuerda para rato?

- Sí, por supuesto. Mientras no nos encontremos con la lluvia que es el único enemigo, todo va a ir bien.

- ¿Querrá desvelarnos algo sobre por dónde va a ir el pregón?

- Oro parece plata no es. Esa es una gran pista.