El juzgado de lo Penal número 1 de Pontevedra acaba de dictar una sentencia mediante la cual expulsa por un periodo de cinco años del territorio nacional español a un ciudadano nigeriano como condena por un delito de abusos sexuales cometido por esta persona en octubre de 2007 en Marín.

El tribunal impone a Olu B. una pena de un año de prisión que sustituye por su expulsión del territorio español, tal y como solicitaba la Fiscalía. Es habitual que, tal y como establece la ley, aquellas penas inferiores a seis años de prisión cometidas por extranjeros que se encuentran de forma ilegal en España sean sustituidas por su expulsión, salvo que juez o fiscal encuentren "de forma excepcional y motivada" una razón que justifique el cumplimiento de la condena en un centro penitenciario español.

Los hechos que llevarán a este ciudadano nigeriano a ser expulsado del país se remontan a octubre de 2007. Esa tarde, según recoge la sentencia, Olu B. entró en un supermercado de la calle Ezequiel Massoni de Marín y, una vez dentro del local, se dirigió hacia una mujer que se encontraba en el establecimiento haciendo unas compras y le tocó en repetidas ocasiones las nalgas, intentando además besarla en la cara. La mujer se defendió con patadas y golpes y, una vez que se zafó del acusado, corrió hacia la zona de las cajas registradoras en donde comentó lo sucedido a una de las empleadas del supermercado. Esta se dirigió al acusado preguntando qué era lo que sucedía, a lo que éste respondió con insultos, saliendo a continuación del local.

Aunque el acusado negó durante el juicio que hubiera intentado abusar sexualmente de esta mujer –asegura que tocó a la víctima de forma "accidental"–, el tribunal tiene en cuenta las declaraciones de la denunciante, quien señaló que el acusado le pidió un pitillo fuera del supermercado y que luego la siguió dentro. Una vez allí, encontrándose ambos en un pasillo vacío, la mujer asegura que el acusado "se le echó encima" realizándole tocamientos en las nalgas e intentando besarla. Posteriormente se dirigió a la Comisaría de la Policía Nacional a presentar la denuncia, momento en el que llegaron dos agentes con un hombre al que acababan de detener y que la víctima reconoce, "sin ningún género de dudas, como el mismo que se abalanzó sobre ella en el supermercado".

También tiene en cuenta el testimonio de una de las cajeras del supermercado que declaró que la víctima se acercó corriendo hacia ellas "llorando y corriendo" y que le contó que un chico la "estaba tocando y pasándose con ella".

El acusado alegó que en aquel momento se encontraba borracho, pero el tribunal entiende que no existe ninguna prueba que certifique que esta persona estaba ebria cuando se produjeron los hechos.