"Este fue el peor verano que recuerdo", afirma Francisco Martínez Pousada, propietario del restaurante A Cepa de la calle Chariño, con toda una vida a sus espaldas dedicado al negocio de la hostelería. Sin ser tan categóricos, otros profesionales del sector coinciden en que este verano ha sido peor que los anteriores en cuanto a ingresos y que la crisis económica se ha hecho notar en la mayor parte de los establecimientos.

Hosteleiros Asociados de Pontevedra (Hoaspo) cifra la caída en un 30 por ciento, principalmente durante el mes de julio. "Agosto fue un poco mejor, pero también inferior al año pasado", asegura el presidente de este colectivo, Salvador Santiago. Para la agrupación, no solo la crisis sino también el mal tiempo con el que arrancó el verano, contribuyeron a que los restaurantes y las terrazas tuvieran menos clientes que en temporadas anteriores.

Turismo "de bocata"

José María de Cabo, de la Asociación de Hoteleros de Pontevedra, significaba días antes que el turista que ha llegado este verano a la ciudad tiraba más de "bocata y supermercado" que de bares y restaurantes, algo que evidencia el retraimiento del consumo.

Contribuyó a "salvar la situación" –apunta Salvador Santiago– las fiestas de A Peregrina, la Feira Franca y eventos especiales como el Campeonato Europeo de Triatlón o la Vuelta Ciclista a España, que atrajeron a numerosos visitantes a la ciudad. "Iniciativas como estas suponen un balón de oxígeno para los hosteleros", asegura el portavoz de los profesionales.

Otra consecuencia grave de esta situación fue la menor contratación de personal en el sector servicios y la menor duración de los contratos. Muchos hosteleros coinciden en señalar que mientras que otros años mantenían los contratos hasta finales de septiembre, en esta ocasión han tenido que prescindir de empleados eventuales desde finales de agosto. Este dato es especialmente grave, explica el portavoz de los hosteleros, cuando el sector servicios soporta el mayor índice de empleos en la ciudad: casi 3.000 contrataciones en los ochocientos establecimientos de Pontevedra.

De hecho, la hostelería, las actividades vinculadas al turismo y al ocio y tiempo libre y el comercio están detrás de siete de cada diez contratos laborales firmados en Pontevedra durante el verano, un período en el que, tomando como referencia el mes de julio, se formalizaron una media de 97 nuevas relaciones de trabajo al día hasta sumar un total de 2.958, de los que 2.192 estaban directamente relacionados con los subsectores citados.

Aunque los profesionales constatan que el consumo ha caído, la asociación de hosteleros no es partidaria de bajar los precios, porque "llevamos años conteniéndolos, ya no se pueden recortar más y hacerlo supondría el golpe definitivo para el sector", explica Santiago.

Esther Morgade explica que la influencia de la crisis económica se hizo notar principalmente durante el mes de julio. "Vino gente todo el verano, pero no siempre se llenó el local, a pesar de que es pequeño", indica esta camarera. "Agosto, con las fiestas y el turismo ya fue un poco mejor, pero julio fue flojito", apunta.

La trabajadora de la tapería A Lareira explica que este establecimiento de la calle Princesa ha implantado desde el pasado invierno un menú "anti crisis", con un precio muy asequible para el cliente que acostumbra a comer fuera de casa, y que fue recibido con éxito entre la clientela del local. Pero en lo que se refiere al turista y a las cenas, "se ha notado que mucha gente va a lo más económico del menú, que piden solo por picar algo sin tener que gastar mucho, aunque siempre hay quien no le afecta la crisis y pide de todo y sin mirar el precio", añade.