Alrededor de doscientos técnicos, agentes y peones forestales –con apoyo terrestre y de los helicópteros de la base de O Campiño (Marcón) y bajo mando de un coordinador– conformarán el núcleo central del operativo estival de lucha contra los incendios de la Consellería de Medio Rural en el distrito forestal 19, un área que abarca 26 municipios de las comarcas de Pontevedra, Caldas, O Salnés y O Morrazo.

El distrito 19 es uno de los cuatro que integran la provincia de Pontevedra y el que tiene la superficie más grande. Los otros tres son los de: O Deza-Lalín, Condado-Paradanta y Vigo-Baixo Miño.

El combate "puro y duro" contra el fuego, o lo que es lo mismo los trabajos de alerta, detección y extinción de incendios, constituye el central del plan autonómico presentado hace unos días por el conselleiro de Medio Rural, Samuel Juárez, –Pladiga 2011– en el que, uno año más, las comunidades de montes de Pontevedra echan de menos un trabajo "planificado, serio y en el tiempo" de prevención.

"Se repite el mismo discurso y planteamiento de todos los años, pensado para actuar una vez que se declara el fuego forestal " señalan desde la Organización Galega de Mancomomunidades de Montes Veciñais en Man Común, que insiste en que no se puede concentrar la práctica totalidad de la acción contra los incendios en los montes en los meses de verano (del 1 de julio al 30 de septiembre), catalogados por el Pladiga como de "alto riesgo".

Precisamente para este período y con la finalidad de atajar los incendios, la Xunta ha previsto un contingente de 6.052 personas, 33 menos que las desplegadas hace un año, que trabajarán como viene siendo habitual en brigadas de cinco personas.

Atención

Los comuneros de la comarca pontevedresa denuncian la poca (por no decir nula) atención que se presta, a lo largo de todo el año, a la superficie forestal pues allí donde no actúan directamente los vecinos y las comunidades de montes por interés económico, ambiental o paisajístico "el monte crece a sus anchas convirtiéndose en una auténtica bomba de relojería".

La Organización Galega de Mancomunidades cita expresamente como ejemplo de su denuncia la existencia de grandes masas arbóreas (sobre todo eucalipto) arrasadas por las llamas en el fatídico verano de 2006 no han sido tratados "y eso que están en el litoral, una zona especialmente mimada por la administración debido a su densidad de población".

Por otra parte, desde la Organización Galega reclaman a la administración autonómica desde hace años un mapa y un plabn forestal que sirvan de guía a los propietarios a la hora de plantearse una explotación racional y sostenible del monte y acometer medidas destinadas a la preservación del entorno natural.

La falta de planificación forestal y el olvido de las tareas de prevención explican, según el análisis que hacen los comuneros, que " el Pladiga-2011 califique como zonas de especial vigilancia en el distrito forestal 19, las mismas 14 parroquias, de once municipios distintos, recogidas en las campañas de lucha contra los incendios de los últimos años".

La Xunta considera zona de especial vigilancia, y por tanto de acción prioritaria, aquellas áreas en las que se registran diez o más fuegos al año.