Se estima que en España las incineraciones suponen un 25% del total de los servicios funerarios, un porcentaje medio que desciende sensiblemente en la comarca de Pontevedra, en donde la gran mayoría opta por los tradicionales entierros en nichos o panteones de los camposantos.

Cientos de pontevedreses aprovecharon ayer la jornada de Todos los Santos para visitar esos cementerios, muy especialmente San Mauro y el parroquial de Lérez, en donde se establecieron dispositivos especiales de tráfico para regular la afluencia de vehículos.

"La llegada de vehículos y la presencia de gente fue constante en los dos cementerios durante todo el día", señalaron los portavoces de la Policía Municipal, que mantuvo durante la jornada una presencia continuada de agentes en los accesos a los principales camposantos.

Tanto en San Mauro como en Lérez se habilitó una única ruta de entrada y otra de salida, a fin de facilitar el continuado acceso de vehículos, que fue especialmente intenso en las horas centrales de la mañana.

Por su parte, los camposantos lucieron ayer su mejor cara tras un fin de semana de lluvias que deslució el tradicional mercadillo de flores de Difuntos (en el que habitualmente se produce el grueso de las ventas de adornos para los cementerios) y también entorpeció los trabajos de limpieza de los panteones.

En días pasados las brigadas municipales habían realizado trabajos de desbroce, renovación de plantas de temporada y poda en los principales camposantos.

Por su parte, vendedores del mercadillo confirmaron que las ventas de flores han caído este año, si bien en menor proporción de que lo que esperaban teniendo en cuenta el mal tiempo, que dañó parte de los centros y ramos e hizo volar varios de los plásticos que protegían los puestos.

Las ventas continuaron en menor medida durante la jornada de ayer, si bien fueron compras de última hora en los escasos puestos que se instalaron en A Ferrería y en los accesos a los cementerios.