No ocurre todos los días, pero tampoco resulta infrecuente. Una acera recién pavimentada tras abrirse una zanja en ella, vuelve a levantarse poco después para otra canalización. Si no es una acera es un paso de peatones o la propia calzada. La ciudad vive estos días una saturación de reformas y proyectos (la plaza de España y sus inmediaciones es un buen ejemplo de ello) y ayer se unieron tres calles más: el asfaltado de O Gorgullón, la rehabilitación del puente de Rosalía de Castro y las reparaciones en Sarmiento.

Pero las zanjas comienzan a ser generales y, lo que es peor, interminables. Un ejemplo se puede ver estos días en Fernández Ladreda, cuyas aceras y arcenes han sido levantadas tres veces en apenas unas semanas., al menos en algunos tramos. Los martillos neumáticos ya son inquilinos habituales. Primero se procedió al asfaltado general de la calle y se levantaron los pasos de peatones. A continuación, se abrieron zanjas en los laterales para la canalización de aguas. Terminada esa labor, volvió a actuar el martillo neumático para pavimentar las "lenguas" de acceso a los pasos de peatones. Y desde ayer, estas "lenguas" ya vuelven a ser víctimas de la piqueta, junto con el resto de las aceras, para instalar las nuevas farolas de alumbrado público y sus correspondientes cables.

Los vecinos aplauden que se mejoren los viales, pero también reclaman una mayor coordinación que eviten dobles y triples trabajos en el mismo sitio.