Hace un siglo, en plena Restauración, Pontevedra estuvo marcada por un arraigado fenómeno de la época: el de las familias poderosas, económica y socialmente, y sus palacios, focos de poder de primera magnitud. Montero Ríos en Lourizán fue un más que notable ejemplo, igual que la familia Bugallal en A Parda o los González Besada en Poio, pero el paradigma de este "status" fue, sin duda, la familia Riestra, ubicada en un magnífico palacete de A Caeira.

Aunque todavía se deja notar la huella de muchos miembros de esta familia (alguna calle de la ciudad está dedicada a los Riestra), no queda en cambio ni rastro de su palacete que se encontraba donde ahora se levanta el parque de verano del Liceo Casino.

Los papeles de la época hablan de que este palacio albergaba tertulias políticas de altura y era escenario de decisiones de trascendencia en la política nacional como pudo ser la elección de diputados a las Cortes. Pero también sirvió, en plena Guerra de Cuba, en 1898, de improvisado hospital de heridos, un uso que le costó unas 200.000 pesetas de la época al bolsillo del marqués.

La vida de José Riestra López, que en 1893 se convirtió en el Marqués de Riestra, es, sin duda, un repaso al desarrollo y evolución de la ciudad de Pontevedra desde mediados del siglo XIX hasta su muerte en 1923, hace ahora 82 años.

La llegada a la ciudad

No había proyecto en el que no se viera la mano del marqués o de su esposa, María Calderón y Ozores. Ese poder de influencia ya procedía de su padre, Francisco Antonio Riestra, un abogado asturiano que llegó a Pontevedra con una concesión real del suministro de sal.

Este perspicaz letrado acumuló en poco tiempo una notable fortuna y diversificó sus negocios, hasta desembarcar en la política, pasando por instituciones como la Diputación provincial de Pontevedra, el Congreso y el Senado.

Murió en 1880, y su hijo tomó el relevo de inmediato. No sólo conservó el patrimonio de su padre sino que lo engrandeció de forma espectacular. No en vano, entre la sociedad de la época se acuñó el dicho de que España tenía sólo 48 provincias, porque la restante, es decir, Pontevedra, "es del Marqués de Riestra".

Familia influyente

En los casi cuarenta años que transcurrieron entre 1874 y 1911 queda de manifiesto que esta familia no sólo era influyente: era el eje mismo de la vida pontevedresa, y se notaba en el ayuntamiento.

Así, numerosos solares eran de su propiedad y cualquier nuevo edificio público que se proyectaba en la ciudad exigía una negociación previa con don José.