La generación de residentes desafiados por la pandemia cierra etapa en el CHUO

Cinco facultativos de las especialidades de mayor duración culminan su aprendizaje | Nueve enfermeras inician su carrera laboral | ”Ha sido duro, pero enriquecedor”

Trece de los catorce residentes de Medicina y Enfermería, ayer en el acto de clausura de su etapa formativa.

Trece de los catorce residentes de Medicina y Enfermería, ayer en el acto de clausura de su etapa formativa. / Iñaki Osorio

Elisabet Fernández

Ayla Reinoso conoció a sus compañeros de guardia a través de “una máscara y un traje de astronauta”. Así definió sus inicios una de las cinco residentes de Medicina de la promoción de 2019, que acaban su especialidad en el área sanitaria ourensana. Rafael López, Marta Pose, Carlos Hernández y Morgana Pérez son el resto de supervivientes de la generación de facultativos marcada por la pandemia. Justamente de las especialidades que requieren más tiempo de formación: cinco años en Interna, Oncología Médica, Cirugía General y Digestiva y Cirugía Ortopédica y Traumatología. El aula Cabaleiro Goás del CHUO los reunió ayer en un acto de despedida, junto a las nueve enfermeras que culminan dos años de aprendizaje: Belinda Insua, Laura Martínez y Noelia Varela, nuevas especialistas en Salud Mental; Leticia Carral, Marta Fernández y Vanesa Núñez, de Familiar y Comunitaria; Tania Alonso y Fátima Pérez, de Pediatría y Celia González, de Obstetricia y Ginecología. ¿Y ahora qué?, se preguntan. Algunos se buscarán la vida en otro hospital, otros esperan su oportunidad aquí.

Ayla Reinoso, representante de los médicos residentes, se acordó de las guardias de Urgencias. Dijo que las echaría de menos: una ironía que fue secundada con risas por todo el auditorio, lleno de compañeros, tutores y residentes que se acercaron a arropar a los nuevos especialistas. “Al acabar el MIR, con miles de horas de estudio y datos, nos creíamos dioses. Pronto vimos que no era así”, señaló la joven médica en su discurso. Recordó ese “primer golpe”: la pandemia del covid que supuso el mayor desafío para la sanidad en los últimos tiempos. “Tuvimos que crear vínculos sin ponernos cara. Guardias de no saber, de volvernos locos. Y una sobrecarga de trabajo que llevamos arrastrando todos estos años”, señaló.

Belinda Insua, enfermera de Salud Mental.

Belinda Insua, enfermera de Salud Mental. / Iñaki Osorio

Belinda Insua, de Camariñas, es la representante de las nuevas enfermeras especialistas. Ya echa de menos el mar, pero “en principio parece que nos ofrecen contratos largos y me voy a quedar en Ourense”. Se formó en Salud Mental. “La experiencia fue muy enriquecedora, aunque es una ciudad pequeña hay muchos dispositivos y facilidades”. Ella hizo una rotación en Francia, sus compañeras conocieron hospitales de Barcelona, Bilbao o Gran Canaria. “Salud Mental fue un acierto total, aún es un mundo más desconocido que otras áreas. Hay mucho contacto con el paciente y se necesitan especialistas para dar cuidados. Y más, tras la pandemia”. Insua define la salud mental como “el eje a partir del que nos movemos”. Y deja una reivindicación: “voy a hacer un doctorado, porque las enfermeras también nos dedicamos a la investigación”.

Marta Pose, facultativa de Medicina Interna.

Marta Pose, facultativa de Medicina Interna. / Iñaki Osorio

Marta Pose deja atrás la etapa formativa más extensa: seis años de carrera, uno de MIR y cinco de formación en Medicina Interna. Han sido años difíciles, pero muy prometedores”, cuenta. Está nerviosa por el futuro y cree que se irá a otro hospital. Sabe que la suya es una carrera de fondo. “Es bueno cambiar de centro y de pacientes, movernos es lo que tenemos que seguir haciendo”. Aunque no tenía referentes, la Medicina para ella fue vocacional desde que tiene uso de razón. “Siempre lo tuve claro, clarísimo”, se enorgullece.

Noelia Varela, enfermera de Salud Mental.

Noelia Varela, enfermera de Salud Mental. / Iñaki Osorio

Noelia Varela, de Ourense, acaba su residencia en Salud Mental. Esta enfermera está ilusionada por quedarse en su tierra. “Supongo que nos ofrecerán contrato para trabajar a largo plazo, estoy contenta con la oportunidad”, dice. La experiencia de Varela en Ourense se completó con rotaciones en Francia, Bilbao y Barcelona. “Ha sido muy enriquecedor. A raíz del covid me di cuenta de la importancia de esta especialidad. Es duro, pero ves cosas malas y buenas. Merece la pena”.

Un puente hacia la salud

Los catorce residentes que culminan su etapa en Ourense estuvieron acompañados por Sandra Pado, jefa de estudios de la Unidad Docente Multidisciplinar de Atención Familiar y Comunitaria; Jesús García Mata, presidente de la Comisión de Docencia y Santiago Camba, gerente del área sanitaria ourensana. Como ya es tradición, los nuevos especialistas recibieron un alfiler de plata diseñado por el escultor ourensano Manuel Buciños, una pieza que el artista bautizó como “Un puente hacia la salud”. El resto de cuarenta residentes que comenzaron su especialidad en 2020 cruzarán ese puente dentro de cuatro meses, uniéndose a los 14 médicos y enfermeras que eligieron la sanidad ourensana para comenzar su carrera profesional.

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