Laza vivió su catarsis colectiva de barro y hormigas mordedoras en el Luns Borralleiro

El Entroido más tradicional y apoteósico, atrajo a miles de personas para participar en esta batalla campal, ser embestidos por la Morena y huir del azote de los peliqueiros

Los peliqueiros imponiendo su ley en Laza.

Los peliqueiros imponiendo su ley en Laza. / Brais Lorenzo

Redacción

Las hormigas rabiosas volvieron a volar lanzadas al aire, a la busca de algún paisano al que morder, al igual que los “farrapos”, trapos lleno barro, los cañones de harina, o las mangueras de agua, junto con los toxos y xestas, con los que azotar a los visitantes más desprevenidos y el resto de visitantes y vecinos son el objetivo al que tratar de lanzarle el barro y las hormigas. Fue en el Luns Borrallleiro de Laza, en Ourense, día grande de su Entroido, el más ancestral, que es además el más apoteósico del mundo, en el que el único personaje que se respeta e impone el mando azuzando a la parroquia es el Peliqueiro, el personaje que reina en el carnaval.

La cita comenzó ya desde primera hora de a mañana, y en este pueblo del interior de Ourense de apenas 400 habitantes no cabía ya un alfiler. A mediodía, visitantes y vecinos, comenzaran a reunirse en la Plaza da Picota . En el medio la amenazante bañera llena de trapos llenas de barro y agua.

Vista parcial del gentío esperando la farrapada. |   // BRAIS LORENZO

Vista parcial del gentío esperando la farrapada. / Brais Lorenzo

El público ávido de emociones, que se desplaza al Luns Borralleiro, vestido como en un film apocalíptico: ropas raídas, gafas de buceo para proteger los ojos, bolsas de plástico para impedir la entrada de la famélicas hormigas que los organizadores crían n al calor y tienen supuestamente ”enrabetadas” en vinagre, afirman los vecinos, y que luego lanzan al aire para tratar de que alcance a algún incauto.

“Ser peliqueiro es una emoción”

Los peliqueiros, que hicieron su estreno, – “A Estrea do Peliqueiro”– el domingo, azuzando a los vecinos a la salida de la misa, son los únicos intocables estos días, también durante la locura colectiva del Luns Borralleiro.

“Ser peliqueiro es una emoción. Lo llevas dentro; no sé e como explicarlo” señalaba ayer Xacobo García, peliqueiro de Laza y uno de los miembros de la comisión organizadora de estas fiestas”, mientras preparaba, ya de mañana, el bar en Cimadevila uno de los puntos de la batalla campal que luego baja hasta la Plaza da Picota

“El borralleiro es de catarsis, y nos llega gente de todo el mundo, de Japón, de Australia, de Estados Unidos por mencionar los más lejanos: Este año no hay nadie grabando documentales pero si muchísimos fotógrafos haciendo el Lus Borralleiro ” señalaba Xacobo. “No conocen ningún lugar en el que se viva así el Entroido, lo que hacemos hoy es algo único; nos los inculcan desde pequeños. Lo llevamos dentro” explicó.

Sumidos en un mar de barro, tras la batalla campal en A Picota. |   // BRAIS LORENZO

Sumidos en un mar de barro, tras la batalla campal en A Picota. / Brais Lorenzo

Pero el Luns Borralleiro no acabó por la mañana, por la tarde se vivió otro paso ancestral del Entroido de Laza con la Baixada da Morena, desde Cimadevila hasta a A Picota. Este elemento etnográfico que simula una cornamenta d madera, y , es empujado por los vecinos hasta la Plaza da Picota ayer inundada de esa legión de rostros tapados bajo máscaras y chubasqueros. Hormigas, agua, “farrapos” con barro, gritos y delirio colectivos. “Venir aquí te libra del psiquiatra es cierto” afirman los asiduos reconocía Xacobo.

En ese sabio maridaje entre el estrés de la farrapada, no faltó ayer la música de charanga con Bicoia y la batukada de Latexo Percusión. También tras la Baixada da Morena hasta A Picota, acompañada de las formigas, toxos e cobelleiros. no faltó en la Picota el reparto de cachuchas otro de los atractivos de la zona, junto con la bica de Laza que se reparte también en las casas, para dar ánimos y fuerzas a los participantes en un Entroido que no es para mirones, en Laza en el Borralleiro, todos participan.

La noche entra sigilosa en Laza con un público tan entretenido que ni la ve llegar. Pero a fiesta continuó hasta la madrugada, en uno de los entroidos más auténticos y transformadores.

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