Los troteiros de Bande, el Entroido rural que propaga la alegría de aldea en aldea

El Entroido en el rural extiende la alegría de aldea en aldea, aleja el miedo al abandono, espanta el fantasma de la despoblación. La tradición resiste contra viento y marea, a pesar del envejecimiento y la pérdida de habitantes. Mientras quede un vecino persistirá la memoria de una forma de vivir, de una celebración en comunidad que supera con creces la simple idea de entretenimiento. No es carnaval, es raíz.

Este sábado es el primer día en el que la veintena de personas de todas las edades que dan vida a los troteiros de Bande recorren el municipio, de menos de 1.500 habitantes, con una media de edad que supera los 60 años. Llevan el Entroido a los vecinos –como a Milagros, de Sarreaus, de 93 años–, perpetuando la tradición con el sonido de las chocas en las puertas de las casas, en las plazas, caminos y corredoiras.

Desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la tarde, las máscaras típicas visitan y animan a los habitantes de una treintena de pueblos, donde celebran, bromean, charlan y bailan con ellos, donde se dejan agasajar con dulces y licores antes de seguir la ruta.

Airiños do Coto se encargó del acompañamiento musical. La caravana de los troteiros, en autobús, ha pasado y pasará este sábado por las localidades de Bande, Rubiás, A Granxa, Cadós, Recarei, Seoane, Pereira, Corbelle, Calvos, Sarreaus, Vilameá, Buxán, Vilela, O Pazo, Mexide, Santa Comba, Quintela, Lobosandaus, As Maus, Xordos, Nigueiroá, Garabelos, O Ribeiro, A Ponte Liñares, Güín, Trarigo, Carpazás, Vilar, Lueda y, por último, Martiñán.