Testimonios que visibilizan la violencia de género: “Me atropelló con el coche”

La Escuela Profesional Santo Cristo organizó una jornada, dentro del 25-N, donde dos víctimas de violencia de género hablaron sobre sus agresores y las agresiones que sufrieron

Estudiantes de la Escuela Profesional Santo Cristo y las ponentes de la jornada. |   // I. OSORIO

Estudiantes de la Escuela Profesional Santo Cristo y las ponentes de la jornada. | // I. OSORIO / a.G.Tesouro

Rosana Padín es víctima de violencia de género. Escucharlo impacta, recordarlo estremece. Ayer, ella y Soledad Cores, presidenta de la Asociación Esmar no a la violencia, dieron una charla a los alumnos y alumnas de la Escuela Profesional Santo Cristo, enmarcada en el programa del 25-N, para visibilizar la violencia de género en la sociedad, cómo se manifiesta, la importancia de pedir ayuda y sobre todo hacer hincapié en que existe y reivindicar más medidas de protección y seguridad, ya que “son insuficientes”.

Una mujer asesinada con su hija en un piso; otra mujer hallada con signos de violencia en un parque empresarial de Porriño; y más de 50 mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas en todo el 2023 que ya superan las del año pasado. Difícil obviar un terrorismo machista y más si has sido víctima en primera persona. Rosana quiere dejar claro que “esto no es una lucha de un mes, como es este mes de noviembre donde se visibiliza todo, sino que es una lucha de cada día, cada minuto y cada segundo”.

El suyo fue (y es) el caso de muchas que presienten que lo que están viviendo “es lo normal”, hasta que logran pedir ayuda e identificar lo que está pasando. Su historia comenzó hace 10 años con el padre de su hija pequeña con violencia psicológica. Le decía “no te vistas así”, “no puedes hablar con esta persona” y “no quedes con tus amigas que yo me quedo solo”, entre otras cosas.

Rosana habla claro diciendo que “yo no lo identifiqué, no sabía cómo hacerlo. Las personas de mi entorno y mi familia me decían que lo que vivía no estaba bien. No me daba cuenta, tenía tal síndrome de Estocolmo que no me estaba dando cuenta”. Y añade que “me di cuenta cuando fui al hospital con los dientes rotos y la cabeza abierta. Hasta ese momento no me identificaba como víctima de violencia de género”. Fueron muchas agresiones físicas e incluso el agresor la atropelló con un coche. Y enfatiza que “ahí dije basta”.

Pedir ayuda nunca es fácil y identificarte como víctima mucho menos. Rosana explica que “fue todo gracias a las psicólogas de Atención Primaria, a asociaciones como Esmar y te dicen lo que está pasando. Cuando empiezas en especialistas y te dicen lo que es, te das cuenta de lo que estás viviendo”.

Y añade que “a las mujeres que están sufriendo violencia de género les diría, como víctima que he sido también, les diría que intenten buscar apoyos, hay muchos sitios donde pedir ayuda o cómo hacerlo. Los CIMM, la Guardia Civil, la Policía Nacional están más formados, todavía queda, pero están mejor que antes, y dar ese paso con apoyo es muy importante. Les diría que no hagan ese paso solas, que lo hagan acompañadas de alguien que no las juzgue ni las cuestiones, porque muchas veces la familia si lo hace”.

“Problema” social

Rosana identifica la violencia de género como un “problema social” que debería “ser una asignatura a impartir en clases como otras tantas, porque ayudamos a todas y todos y en la educación es donde reside la parte fundamental de esta lacra, educar en valores de igualdad y de respecto es fundamental”. Y añade que “a los más jóvenes hay que darles herramientas para que la identifiquen porque ahora con las redes sociales, ellos y ellas piensan que algo es normal, como dejarle mirar el móvil, y es todo lo contrario. No significa que me quiere mucho y me observa, sino todo lo contrario te vigila para controlarte".

Desde este momento, que alguien te controla y no eres libre, ya eres una víctima”. Mónica Méndez, coordinadora de la Escuela Santo Cristo, fue la encargada del programa de actividades y lo resumió perfectamente al principio de su intervención: “La mejor noticias de las más de 4.000 víctimas de violencia de género en Galicia, es que están vivas”.

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