La fuente termal –al menos ese es el nombre que le dio la Xunta durante su reciente inauguración– ubicada en el entorno del Puente Romano, en la que invirtió la Consellería de Infraestructuras más de 100.000 euros, ha vuelto a funcionar y desde este viernes mana agua de nuevo.

Sin embargo, le toca ahora al Concello de Ourense, que es el que ha asumido la titularidad de la fuente y su mantenimiento, pedir los debidos análisis científicos de salubridad y de composición química que dictaminen si el agua es potable y si tiene, además, propiedades termales, pues, aunque el agua es abundante y no deja de brotar con un caudal de 5 metros cúbicos por segundo, se desconoce aún si es apta para el consumo y sus propiedades mineromedicinales. De hecho, el Gobierno local advertía hoy en un comunicado que “no es potable” para evitar su consumo por ahora.

El manantial, afirma el Concello, se encuentra a 75 metros y el agua mana a una temperatura de 43 grados.