Más de 2.000 personas han participado en las diferentes actividades propuestas en el marco del VII Festival de Cortos de Verín, que se desarrolló la semana pasada en la villa del Támega. Ese es el balance que realiza la organización una semana después ensalzando que “esta cifra convierte a la edición de 2022 en una de las de mayor afluencia de la historia del certamen, teniendo en cuenta que la duración del mismo se ha reducido en algunos días en relación a años anteriores”.

Así lo expuso el director del festival, Carlos Montero, que explicó que 1.700 personas se acercaron presencialmente y 300 a través del formato virtual.

Montero destacó como “particularmente exitosas” las iniciativas llevadas a cabo en el marco de la Zona Roombo, habilitada en el exterior del Auditorio tras un acuerdo de colaboración entre la empresa local que le da nombre y la Asociación Cultural Vía XIV. De hecho, dos de las actividades enmarcadas en este espacio, las catas de vinos de la D.O. Monterrei y de cervezas artesanas, completaron en su totalidad su aforo, y los conciertos y actuaciones musicales también registraron un elevado número de espectadores.

En cuanto a las actividades paralelas propuestas por el propio FIC, Montero ensalzó la buena acogida de “los pases del documental Mauthausen, regreso al campo de la muerte y el evento “Entroido, otras miradas”, que convocaron a más de 100 personas cada una”. También tuvo mención especial la actividad “Sopa Cómica”, dirigida a los más pequeños por parte de la narradora oral Raquel Queizás, “congregó a un total de 230 niños y niñas de Verín y comarca”.