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Siete hectáreas para sembrar una nueva vida

Angela e Ivan, ambos ucranianos, con el ingeniero Pablo Fernández (izq) y el alcalde de San Xoán de Río, José Miguel Pérez, en los terrenos de Os Biocos. FdV

Huyeron de un país en guerra y cruzaron Europa en el viaje más difícil de su vida. A más de tres mil kilómetros de su hogar, decenas de refugiados ucranianos se enfrentan ahora a un nuevo reto, el de la integración. Desde que empezaron a llegar a Ourense en las diferentes misiones humanitarias se han instalado en albergues y viviendas de acogida, han tramitado permisos de protección temporal y escolarizado a los menores. En San Xoán de Río, las familias del albergue municipal Os Biocos quieren trabajar y han visto en la agricultura una oportunidad. El Concello les cede 7 hectáreas.

La misión SOS Ternópil Galitzia nacida del interés de cinco amigos ourensanos por aportar un grano de arena en esta crisis humanitaria sigue desplegando su solidaridad con las 96 mujeres y sus hijos que trajeron hace diez días de Ucrania. El grupo sigue implicado con los desplazados, acompañándolos en sus trámites administrativos y ofreciéndoles apoyo en el aprendizaje del idioma, el alojamiento en viviendas de acogida y la escolarización de los menores.

También en la búsqueda de empleo y el impulso del emprendimiento. Un ejemplo está en San Xoán de Río, donde se aloja un grupo de 15 personas, de las que 9 son niños. Estas familias han visto en los enormes terrenos sin uso agrícola que rodean el albergue de Os Biocos en el que se alojan una oportunidad para empezar a sembrar la que será su nueva vida.

“Quieren trabajar y ellos mismos propusieron la idea”, explica el alcalde de la localidad, José Miguel Pérez Blecua, que colabora con SOS Ternópil en este proyecto humanitario. Dicho y hecho, el Concello ha puesto a disposición de este grupo de refugiados una superficie de 7 hectáreas de terreno en el entorno de Os Biocos, las instalaciones de la antigua DECCA Navigator convertidas en albergue.

“Las tierras están abandonadas y habrá que trabajarlas, algunos de ellos ya se dedicaban a la agricultura en su país y están dispuestos”, explica el regidor, “nosotros les dejamos todo ese terreno y un vecino ha cedido una finca para plantar en un invernadero”.

Conocida la petición, el engranaje de SOS Ternópil comenzó a funcionar. Ayer por la tarde, el portavoz del proyecto, Amadino Pereira, se desplazó a San Xoán de Río con el ingeniero agrónomo Pablo Fernández Iglesias para estudiar las características del suelo y llevar las primeras semillas.

Parte del grupo con las semillas que recibieron ayer para iniciar los cultivos. FdV

“Ellos tienen muchas ganas de plantar y vamos a ver qué se puede hacer”, apunta este profesional, propietario del Supermercado Agrícola, de Celanova, que ya se había subido al carro de SOS Ternópil aportando donativos en el viaje de ida a Ucrania. “Mi mujer tiene una farmacia y enviamos medicamentos. Ahora Amadino me propuso esto y me apunté porque considero que es lo que hay que hacer, colaborar”, señala.

En esta misión no está solo. Cuenta con el apoyo de Comercial Fitoagrícola, de Xinzo, que aporta productos fungicidas e insecticidas. Así, se desplazó a Río con Amadino Pereira para servir de asesor y llevarles las primeras semillas. “Es una zona de montaña y aun es pronto para plantar porque todavía hay riesgo de heladas”, explica. Lo conveniente ahora es empezar con semilleros de cultivos orientados a la zona.

Por el momento, el grupo les ha llevado judías, calabacines, tomates, pimientos, lechugas... “Producto hortícola de temporada, que es el que tendríamos que empezar a plantar ahora”, apunta Pablo. Él recomienda empezar con semilleros y después trasplantar porque “todavía es pronto”.

Por delante quedan los trabajos de labranza y mucha ilusión. “Tienen muchas ganas y nosotros apostamos por ellos, no queremos que esto sea un centro de acogida, sino de integración”, apunta el alcalde. Las condiciones del lugar, en plena montaña ourensana, señala, invitan a un cultivo “de producto ecológico y de calidad, y ahí está la competitividad de este proyecto”.

José Miguel Pérez destacó al término de la visita del ingeniero que las familias están muy ilusionadas y quieren empezar a cultivar cuanto antes. Además, también pondrán en marcha una pequeña explotación de gallinas.

Triplicando el censo infantil

Al margen de esta iniciativa, el grupo empezó ayer las clases de español en el albergue. En cuanto a los menores, irán a la escuela en Trives y esto ha supuesto cambiar el taxi que hasta ahora transportaba al pequeño grupo de alumnos de Río por un autobús. Son 9 los menores que suma el municipio más envejecido. “De un día para otro, triplicamos el censo infantil”, presume el alcalde, que confía en que poco a poco estas familias se vayan estableciendo en la localidad. El albergue está a 4 kilómetros del núcleo y esto dificulta la interacción con los vecinos.

Preparando la mochila para ir al colegio

El grupo más numeroso de refugiados de la iniciativa SOS Ternópil está instalado en el Seminario Menor de Ourense. Son 58 desplazados que ya han empezado a aprender el idioma y que están poniendo al día su documentación. En esta labor les acompaña personal asignado por el proyecto humanitario, explica el portavoz Amadino Pereira, y que también hace funciones de mediación con los centros educativos para la inminente escolarización de los niños. “Están con los trámites para ponerles en contacto lo antes posible”, explica.

En principio, se repartirán entre diferentes centros educativos de la ciudad, con un mínimo de dos menores en cada uno y manteniendo en todos los casos la unidad familiar. Amadino destaca que la implicación en este proyecto no deja de crecer y el compromiso de los voluntarios no decae. “Nos encargamos de la regularización en todos los sentidos, administrativo y escolar, porque nuestro objetivo es que puedan moverse como ciudadanos de primera, también en el ámbito laboral”. La integración incluye la vida social y cultural y el grupo ya ha paseado por la ciudad y algunos se han apuntado a la 'andaina' de Celanova el domingo.

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