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Ourense-Madrid: más cerca que nunca y tan lejos como siempre

El primer maquinista de la línea, ourensano de nacimiento:”Es un día especial” | La postal de Navidad se repitió en la estación ourensana con decenas de besos y abrazos

Mikado, de Euskadi, un hombre aficionado a las líneas AVE. | // B.L.

Son las 6.22 y el maquinista del tren corre por la vía 2 de la estación ourensana antes de subirse a la cabina. Habló como quien estrena algo nuevo, como quien tiene un juguete único en sus manos: “Es algo especial por supuesto. Es un día histórico y la verdad es emocionante inaugurar esta línea”.

Puntual. Así arrancó el primer AVE gallego de la estación ourensana todavía en la oscura madrugada que había en Galicia. Cogió velocidad y paró en Zamora a las 7.41 horas para recoger a decenas de personas que vieron como una hora después a las 8.43 el tren se había detenido en la Estación de Chamartín.

Un viaje rápido, sin sobresaltos, con un pequeño zumbido en los oídos por la presión ambiental y con la sensación que Madrid estaba más cerca que nunca, que la distancia se había acortado a la mitad. El tiempo se pasó veloz, entre la expectación de capturar el momento de de los 301 km/h y las peticiones de café para el cuerpo. La tripulación servía las bebidas y los aperitivos sin esfuerzo y cabalgando con el equilibrio a más de 200 km/h sin desperdiciar ni una gota. Unos optaron por dormir, otros por narrar el “día histórico”

Un abrazo de reencuentro en el Estación de Ourense. | // B.L.

Todo era rápido. Subir, disfrutar, saludar y despedirse. Ya en Madrid, el AVE era un mero actor secundario, la ilusión por la Lotería de Navidad despertaba colas matutinas. Media hora de reposo y el acento gallego gobernaban los coches del tren de regreso, sí al parecer decir vagón está “obsoleto”.

De A Coruña, de Santiago, de Vigo y de Ourense, los gallegos volvían a casa por Navidad y la alegría se notaba, en unos pasajeros que llevaban años esperando por un servicio de estas características. Se hizo esperar y pasó de idea a hecho, en una vuelta que sirvió para abrazar a los retornados y para dar la bienvenida a un servicio que sitúa a Galicia en la vanguardia de las infraestructuras. La postal navideña se repitió con abrazos y besos comedidos con el AVE descansando al fondo de la estación de tren ourensana.

Una familia coruñesa, a punto de entrar en el AVE. | // B.L.

En los viajes del siglo XXI solamente te da tiempo a tomarte una cerveza y ojear la prensa, sin detenerte en un reportaje interesante porque se te pasa el tiempo. Tampoco en entablar conversación con una persona desconocida, porque en un pestañeo ya te tienes que bajar. Ni mucho menos a acabar ese libro que habías procrastinado, porque solo tienes tiempo para unos capítulos. Así es el AVE gallego tan vertebrador como veloz, tan competitivo como costoso y tan rápido que el tren pierde ese tiempo de reflexión intrínseco. Sin embargo, se gana cohesión, integración y se recorta tiempo, algo tan fundamental en nuestras vidas.

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