Desde los 4 años de prisión que solicitaba inicialmente el Colegio de Médicos, la condena se reduce a 6 meses, sin efectos en la práctica salvo que, en los próximos dos años, delinca alguno de los tres acusados que amenazaron a los sanitarios que acudieron a su domicilio, por la parada cardiorrespiratoria de su madre y esposa.

A pesar de la situación de tensión que sufrieron, los profesionales lograron resucitarla en la ambulancia. Tras una estancia en la UCI, salió adelante. “Si no la salváis no salís vivos; os vamos a matar a todos”, les dijeron los encausados.

El padre y los dos hijos responsables de las amenazas aceptaron este miércoles una condena de 6 meses de prisión por un delito de atentado, más una multa de 360 euros en el caso del progenitor, quien además cometió los delitos leves de lesiones –las sufridas por un médico, al que ha de indemnizar con 300 euros– y de daños, puesto que nada más llegar el equipo del 061 reaccionó golpeando la ambulancia con un bastón y un palo. Al doctor le propinó unos manotazos.

El acto de conformidad se selló ayer en el Penal 1, en el segundo señalamiento para resolver estos hechos, ocurridos la madrugada del 26 de febrero de 2020. La primera vista se había suspendido porque solo comparecieron el padre y uno de los hijos acusados, pero no el otro.

Ayer tampoco se presentó a la hora indicada y la magistrada concedió un receso para que los familiares fueran a buscarlo. De no haberse presentado, el juzgado hubiera dictado una orden de busca y captura, lo hubieran detenido y habría ingresado en prisión a la espera de un nuevo señalamiento para el juicio, una espera de en torno a un mes. “Ya se lo dije el otro día, tienen que traerlo ya”, conminó la jueza. El joven apareció. No se presentó a la primera citación porque “estaba enfermo”, se excusó.

La Fiscalía solicitaba una condena de un año de prisión y accedió a rebajarla a la mitad, a 6 meses, con la aplicación de una atenuante para el padre. También a él le rebajó la cuota de las multas correspondientes a los dos delitos leves.

El letrado del Colegio de Médicos, que inicialmente reclamaba 4 años de prisión para cada encausado, se adhirió al ministerio público tras el acuerdo de conformidad alcanzado entre las partes. La Xunta, también personada, solicita el pago de la indemnización al doctor. Las defensas pidieron la suspensión de la condena de prisión y, acogiendo el criterio de la Fiscalía, la magistrada accede, pero con condiciones.

Ninguno de los tres puede cometer un delito antes de 2 años, o se revocará la suspensión. Además, el progenitor condenado a multa debe abonar la responsabilidad civil. El hombre cobra 340 euros y el juzgado aceptará un pago fraccionado.

Sobre las seis de la madrugada del 26 de febrero de 2020, los profesionales llegaron en una ambulancia al domicilio de los acusados, en el barrio de A Cuña, en el que se encontraba la mujer en parada cardiorrespiratoria. Acudieron un técnico de emergencias –que conducía el vehículo–, un médico, un enfermero y otro técnico. Mientras los profesionales intentaban desempeñar su trabajo en una situación de urgencia, el padre acusado golpeó la ambulancia con un bastón y con un palo, ocasionando unos desperfectos de casi 350 euros.

El padre dio manotazos al doctor –sufrió un eritema en el omóplato derecho–, al tiempo que los tres encausados se dirigían a los sanitarios con agresividad y términos intimidantes. Con esa actitud de hostigamiento braceaban y se encaraban de forma hostil a las víctimas.

20 minutos de tensión y miedo

En su escrito de acusación, el Colegio de Médicos reprochó que los familiares de la paciente “amenazaron, hostigaron y golpearon” a los trabajadores sanitarios “de forma conjunta e injustificada”. Y subrayaba que, mientras proferían las amenazas, “portaban objetos contundentes”.

La Xunta ejerce la acusación para defender al médico y al enfermero, como profesionales vinculados al Sergas. “Fueron recibidos por los acusados con un bastón levantado. Acto seguido, golpearon la ambulancia”, destaca esta parte en su escrito, refiriéndose al progenitor. “Tan pronto los profesionales sanitarios se bajaron de la ambulancia, los acusados le propinaron un manotazo en la espalda al médico”.

Las amenazas también comenzaron con su llegada y fueron constantes, “durante los 20 minutos que estuvieron allí, mientras estaban reanimando a la paciente, y hasta que llegó la Policía”.

La Xunta subraya que “los profesionales sanitarios pasaron mucho miedo”, dado el tenor de las amenazas “y que se encontraban en un sitio muy pequeño en el que no tenían escapatoria”. Prueba de la situación de ansiedad sufrida es que “tuvieron que activar el código Charly a la central de emergencias, para que acudiera la policía, con miedo a que los denunciados se diesen cuenta de lo que estaban haciendo”, indica en su escrito la acusación particular.

Los agentes tardaron en llegar al lugar de los hechos porque carecían de datos de ubicación y porque, además, el acceso al lugar era complicado. Según la acusación que ejerce la Xunta, los sanitarios, finalizado el turno, vieron cómo un grupo de gente rodeaba la ambulancia y tuvieron que llamar nuevamente a la policía.