Hace unos meses, Jaime López (Ourense, 1991) grabó su primer disco –producido y arreglado por él mismo– y lo subió a Spotify y YouTube, entre otras plataformas. Temas variados que ahondan en el vasto y colorido mundo de las ensaladas preparadas del supermercado o en un futuro utópico-distópico (según el gusto de cada uno) en el que a la reina Leonor le quitarán la corona tras un control de alcoholemia.

“Esa canción en concreto surgió de una forma muy absurda. Estaba hablando con mi hermana por teléfono y me preguntó que cuál era mi grupo sanguíneo. Le contesté que sexy positivo"

En agosto se atrevió con su primer videoclip sobre ‘Chica Forense’ y ya acumula más de 5.300 visitas. “Esa canción en concreto surgió de una forma muy absurda. Estaba hablando con mi hermana por teléfono y me preguntó que cuál era mi grupo sanguíneo. Le contesté que ‘sexy positivo’. Y a partir de ahí fui deconstruyendo el resto de la historia. El tema es una excusa para decir ‘sexy positivo’. Tengo cierta aversión insana a hacer cualquier cosa en serio y las letras me salen así, a borbotones y sin pensar”, responde cuando le preguntan por su forma de componer.

Se dedica a la industria petroquímica. Concretamente trabaja en optimización de procesos y aplica esa práctica a su modo de vida. “A mí me gusta tener gente cerca y socializar, pero el proceso de conocer a las personas me cansa. El protocolo me ralla. Entonces yo me expongo con mis canciones y mis vídeos en Instagram y al que le guste que se lo descargue y así ya vamos directos al meollo del asunto. Es un poco como cuando ves una serie y le das al botón de saltarte la introducción porque lo que quieres es ver el capítulo”, cuenta.

Más que música

No solo de música están llenas sus redes sociales. Puede encontrarse contenido como reflexiones en verso o vídeos parodia que elabora en sus ratos libres. “¿Por qué la sonrisa de un niño es lo más inocente del mundo? ¿No es más inocente la sonrisa de dos niños?”, plantea en uno de ellos.

"Por aferrarme a una hebra de dignidad no puedo consumir más sus productos y he estado buscando estos meses sustitutos"

También análisis sobre las diferentes ensaladas Florette, sobre las que escribió una canción que compartió en redes sociales y a la que los directivos de la marca hicieron caso omiso. “Yo era un ávido consumidor de sus productos y fui rechazado brutalmente por ellos cuando les compuse un tema. Entonces, por aferrarme a una hebra de dignidad no puedo consumir más sus productos y he estado buscando estos meses sustitutos”, expone antes de iniciar otro vídeo de sus críticas audiovisuales ejerciendo como una especie de antiinfluencer.

Después de sacar su primer disco comenzó a actuar en pequeños locales de Madrid –donde reside– y de sus interpretaciones a micro abierto también se pueden ver algunos vídeos. Sobre el escenario, canciones propias o colaboraciones que van surgiendo con otros músicos que conoce. “El círculo es bastante cerrado así que muchos acabamos repitiendo y encontrándonos varias veces. Al final se genera un microcosmos cultural bastante chulo y nos salen por inercia las cooperaciones. Yo toqué la guitarra un día para María Rasco porque quien lo hace habitualmente no podía, por ejemplo”, afirma.

El ourensano, en una de las imágenes que envió al concurso 'First Dates'. FdV

Estilo ligero pero formal

Confiesa que el estilo no le viene por cantautores ligeros, aunque a algunos les pueda resultar inevitable pensar en el disco de la ‘Madrágora’, de Javier Krahe, Joaquín Sabina y Alberto Pérez por la temática de las letras y la poca seriedad impresa. “Yo siempre escuché más a Flight of the Conchords o Hugh Laurie, que tiene una buena colección de canciones sobre temas chorras. Me dio más por la vertiente anglosajona pero porque coincidió así, no por algo en particular”, resume sobre algunas de sus influencias.

En cuanto a “cosas serias”, se decanta por escuchar a Mark Knopfler, Bruce Springsteen, música “folclórica medieval europea” y todo aquello que se aproxime a un estilo western.

Paso por ‘First Dates’

“Reconozco que fui un poco de broma para ver cómo era. Y porque al cubrir el cuestionario de preguntas infinitas que te plantean ya sabes que vas a una cita con una persona que tiene puntos en común contigo”, explica sobre qué le impulsó a participar en el programa que presenta Carlos Sobera –al que le escribió una breve canción– sobre parejas que se conocen durante una cena.

“Una vez que sales del instituto y la universidad resulta más complicado conocer gente que te atraiga o de tu mismo rollo. Los círculos se van reduciendo. Lo que me sorprendió es que allí hay mucha gente que busca seriamente el amor y nada guionizado”, finaliza.