Con motivaciones diferentes –pero con un mismo denominador común: aprobar los exámenes de la ABAU– más de 200 alumnos acudieron hoy a la universidad con sus apuntes a la última oportunidad que tienen para definir la nota con la que entrarán a la facultad.

En concreto, 229 alumnos estaban matriculados para realizar las pruebas que se desarrollarán en el campus de Ourense entre el martes y el jueves de esta semana. Ayer fue el turno de los que se presentaban a Historia de España, Lengua y Literatura, Economía, Diseño, Fundamentos del Arte y Matemáticas aplicadas a CCSS. Entre hoy y mañana, los estudiantes pondrán a prueba sus conocimientos en Lingua Galega, el idioma cursado como lengua extranjera (inglés, francés, alemán, portugués o italiano), Latín, Griego, Química, Biología o Física, entre otras asignaturas.

Según se estima por otros años, aproximadamente la mitad de los que se presentan a esta convocatoria lo hacen para subir la nota media conseguida en junio. Del mismo modo que en la primera convocatoria, los exámenes se desarrollan de mañana y de tarde las dos primeras jornadas y solo en turno matutino la última.

Todas las opciones

Luis Melchor es uno de esos que no se pudo presentar a la primera convocatoria por quedarle alguna asignatura pendiente, pero tiene la fortuna de querer matricularse en dos ingenierías –todavía no lo ha decidido– en las que piden poca nota de corte. Tras su primer examen, a las puertas de la facultad de Ciencias Empresariales y Turismo, se mostraba confiado aunque algo nervioso.

“Tengo suerte en el sentido de que hay poca gente que quiera estudiar lo mismo que yo, pero eso no impide que esté nervioso porque no tengo otra oportunidad”, relataba antes de entrar al examen de Lengua y Literatura.

Fátima Emoain buscaba en su mochila los apuntes de la siguiente materia tras salir de la prueba de Historia. “Yo vengo a subir nota, no porque me haga falta sino por si acaso”, aseveraba. Ella quiere ser integradora social pero la orientadora de su instituto les recomendó, a los que optan por carreras con baja nota de corte, como es su caso, que consiguieran la máxima calificación por si en un futuro querían ampliar su formación con otra carrera universitaria. “No está demás dejarlo hecho por si prefiero un doble grado o ampliar mi formación más adelante”, señalaba.

Alumnos del IES Cidade de Antioquía, repasando antes del examen de Lengua. | // IÑAKI OSORIO

Nair Prieto salía del examen de Historia con los nervios aún reflejados en unos ojos que asomaban por encima de la mascarilla. “Yo quiero hacer magisterio Infantil o de Primaria, cualquiera de los dos me gusta, pero las plazas están muy demandadas y no me llega la nota que saqué en la primera convocatoria de junio”, lamentaba.

En caso de que con los resultados obtenidos en esta segunda oportunidad no pueda entrar, cursará algún ciclo superior para el año que viene intentar nuevamente entrar en alguna de sus opciones principales. “Aunque no lo consiga ahora tampoco considero que sea tiempo perdido, porque el ciclo superior suma puntos si dentro de unos años quiero opositar”, recordaba dejando en el aire todas las opciones que tiene.

La mayoría se presentan porque suspendieron la ABAU en junio, porque tenían asignaturas de Bachillerato aún pendientes de aprobar o porque quieren subir nota, con los resultados de las anteriores pruebas en la mano. Pero hay algunos casos en los que, sin necesitarlo, los jóvenes se matriculan en la ABAU de julio.

“Arrepentinme un pouco de non terme presentado en xuño. En principio non se me pasaba pola cabeza facer selectivo, senón que claramente quería opositar”, explicaba Joel González, del instituto Cidade de Antioquía, en Xinzo de Limia.

La volatilidad de los tiempos que corren y su juventud le hicieron replantearse las cosas. “Ao final penseino mellor e dinme conta de que é unha experiencia máis, que non perdo nada por presentarme, e así xa me queda feito por se no futuro quero estudar algún grao”, afirmaba.

“O que eu quero é ser guardia civil ou funcionario de prisións. Algo relacionado con iso, pero non me vou pechar portas. Ademais de que presentándome agora tiven máis tempo para preparalo e ao non ter posta a vista nunha nota de corte mínima non teño os nervios que si sofren os meus compañeiros”, finalizaba.

Junto a él y sus amigos estaba la profesora de Griego, Ana Gloria Rodríguez, calmando ánimos y controlando que ninguno se despiste con las medidas sanitarias., como las mascarillas o evitar las aglomeraciones en los pasillos. “Os nervios xóganlles malas pasadas e é lóxico que non estén pendentes das distancias porque só pensan nos exames que, en moitos casos, van determinar o seu futuro”, afirmaba.

“Co novo protocolo da COVID-19 cambiou todo, antes se concentraban todas as asignaturas obrigatorias na primeira xornada de exames pero agora mesturan as obrigatorias coas optativas para que non se acumulen todos os rapaces. Ademais os aforos son moito menores e están máis repartidos”, exponía.

Cada centro de la provincia debe enviar a un docente para acompañar a los jóvenes, y en representación del mismo, por si surgiera algún problema con las matriculaciones o durante los exámenes.

Durante estas tres jornadas, 94 estudiantes –de institutos públicos y colegios concertados– están inscritos para examinarse en las instalaciones de la Facultad de Ciencias Empresariales y Turismo, 121 en la biblioteca Rosalía de Castro del campus y otros 14 alumnos lo harán en el municipio de A Rúa.