José Manuel Vidal Souto, Vidal Souto, el pintor ourensano que puso, luz, originalidad y un trazo propio en la escena creativa gallega a partir de los años 70, y uno de los más reconocidos miembros del llamado grupo de “Os artistiñas”, al que pertenecían entre otros Virxilio o Quessada, falleció ayer en la ciudad de As Burgas, en la que había nacido en 1948, hace 73 años.

La noticia de su fallecimiento que se producía en la tarde ayer, por complicaciones tras un postoperatorio que le mantenían en ingreso hospitalario desde hace un mes, dejó consternada a una ciudad que admiraba desde hace años la originalidad y el especial trazo creativo de un artista, cuyas obras cuelgan decenas de centros oficiales y casas particulares al ser uno de los más venerados recocidos de su generación.

Su trabajo que comenzó en 1970, tras una incursión previa en lo personal en el mundo del boxeo, como pintor y artista autodidacta, incluye sobre todo la pintura, pero también deja escultura en piedra y en harina de maíz o al horno. Pero además desde hace décadas mantenía una estrecha vinculación con el estado de Pernambuco en Brasil, donde pasaba grandes temporadas, lo que ha dejado un maridaje único entre sus primeras creaciones que le dieron un sello propio con un estilo de personajes y seres mitológicos con claras raíces de su Galicia natal, y la incorporación luego de ambientes, personajes y coloridos selváticos, inspirados en sus largas etapas en el país brasileño.

De hecho en Salvador de Bahía, en el taller de Arte Moderno, experimentó también con la xilografía. Su temática constante a través de su evolución estilística, es el hombre en la naturaleza.

Muchas de su obras de las primeras etapas, al igual que las que seguían creando siempre en constante discurso creativo, hasta que la salud se le quebró, se exponía habitualmente en la Galería Visol de calle Santo Domingo en Ourense que dirige su hermana.

Pero su legado único, el de uno de los “artistiñas” que compartió miradas de renovación y militancia, en lo ético y en lo estético, aportando un aire nuevo a la pintura y a la escultura gallegas, junto con Xaime Quessada, el escultor Buciños, Acisclo Manzano, Xosé Luis de Dios o Virxilio entre otros, tiene muestras de su enorme legado creativo en muchos museos.

Vidal Souto seguirá vivo en las obras que se exponen en museos como el de Castrelos, en Vigo; Casa de Galicia, en Madrid; Museo Municipal de Ourense; Xunta de Galicia en Madrid y Santiago; Murales en Manaus (Brasil), y en el Centro Penitenciario de Pereiro de Aguiar donde dejó también un amplio mural testimonial.

Desde que comenzó su etapa creativa en 1970, ha expuesto, entre otras ciudades, en Santiago, Vigo, Pontevedra, Lugo, Madrid, Salvador de Bahía (Brasil).

Se van el gran artista y el hombre en apariencia callado, y tímido que se mostraba con el tiempo largo y lento conversador, de las historias y personajes que había conocido en su dilatada vida, tanto en su estancias en su refugio del rural de Ourense, como en la exhuberante y sensual selva brasileña, cuyos pesonajes describía con la vivacidad del mejor cineasta.